HDP

De la misma sociedad petit-burguesa de la que salieron tantos imbéciles que terminaron siendo nadie. Algunos ni siquiera intentaron lograr algo, nacieron, cagaron y murieron sin dejar ningún rastro, tal vez, uno que otro hijo bastardo en alguna familia marginal o algún muerto en alguna calle santiaguina; fue lo único que esos vilipendeados estúpidos lograron dejar.
No sé si tuvieron sueños, si besaron alguna utopía  sinceramente lo dudo, no creo que hayan hecho el amor sintiendo placer o gozo, sólo aplausos egocéntricos y narcisos se autoinfirieron. Manga de hijos de puta que vinieron a no hacer nada, estudiaron, lo más probable, ingenierías o la abogacía, amantes del billete y obedientes ciudadanos, que en ex-viviendas callampas, practicaban sin vergüenza la violencia física y la pedofilia.
Cortaron tantas vidas como pudieron y ni siquiera en eso se esforzaron. Pobre de aquél pobre inquilino que  lo tuviese de patrón, porque estos hijos de puta apenas llegados a las esferas altas olvidan su antigua angustia y pobreza.

Cuando jóvenes son quienes movidos por las masas y sus viciadas modas adolescentes modifican su estilo musical cada 2 años, así lo requiera el sistema. Porque estos zánganos incluso pobres e idiotas, compran cuanta mierda les ofrezca el mercado. No dudan al dilatar su ano para la entrada del nuevo best-seller de auto-ayuda, y enjabonan sus bocas para no infectar el falo del nuevo baile simiesco que sale en la televisión.
Sus madres claros ejemplos de la estupidez humana, conformes con la miseria que viven, sollozan por las tragedias de telenovelas extranjeras, y luego se ofuscan por el alza de la delincuencia y los precios de los alimentos, si tan sólo valoraran su encéfalo y su poco tiempo sabrían que incluso el suicidio es más cuerdo que el sofá el y el televisor.