110 palabras

Buscaba como salir, una torpe costumbre mía,
 apenas entrado había y no veía salida,
no me apresuré, calmado pregunté:
- ¿Alguien sabe por donde salgo?
- No - nadie me respondió.
- Y ¿acaso sabes cómo llegué?
Pues nadie esta vez no contestó.
Y me quedé ahí, miré hacía ambos lados, dio verde
y tuve que seguir no más.
Aprendí a vestirme bien, a escribir, pensar y bailar,
aprendí a actuar, mandar e-mail y a llorar.
Pero nunca me canso de preguntar por donde se puede salir.