SERVITAS: UN FUTURO CON HISTORIA


La Hermandad de los Servitas es la protagonista de la primera exposición del año en el Círculo Mercantil e Industrial de Sevilla, incluida en el ciclo denominado "Círculo de Pasión". Con el título "Servitas: Un futuro con historia", y "Cincuenta años en una devoción secular" como subtítulo, la muestra viene a celebrar el medio siglo transcurrido desde la bendición de la talla de María Santísima de la Soledad, imagen realizada por Antonio J. Dubé de Luque a partir de una dolorosa de Castillo Lastrucci profundamente retocada y retallada.
Precisamente, esta exposición supone una oportunidad para conocer no sólo la historia y el patrimonio de la cofradía servita, sino también para acercarnos a la obra de Dubé de Luque en sus facetas de imaginero, pintor y diseñador de pasos y enseres de cofradías de dentro y fuera de Sevilla.
Comenzamos el repaso a la exposición en el patio del Mercantil, donde precisamente el contenido se centra en la Virgen de la Soledad, que fue bendecida el 26 de noviembre de 1967 en el Convento de Santa Isabel, cuyas religiosas filipenses ejercieron de madrinas. Ello ocurrió antes de que la Hermandad de los Servitas consiguiera el carácter de cofradía penitencial, lo que tuvo lugar el 29 de diciembre de 1971, realizando por primera vez su estación de penitencia a la Catedral el Sábado Santo de 1972 sólo con el conjunto escultórico de Nuestra Señora de los Dolores y el Santísimo Cristo de la Providencia. Hasta 1981 no se autorizó la salida de la Virgen de la Soledad en el segundo paso de la hermandad.
Y cuando esa salida fue autorizada comenzó la ejecución de un magnífico paso de palio del que se exponen en el patio sus principales enseres. Por un lado, vemos un conjunto formado por la bambalina frontal, el techo, dos varales, el frontal de los respiraderos y faldones, varias jarras y candeleros, el llamador y el templete que figura en la entrecalle.
En lo que se refiere a los bordados, todos son de oro y sedas sobre terciopelo burdeos. El diseño corresponde a Dubé de Luque, mientras que el taller de bordados del Convento de Santa Isabel se encargó de la ejecución iniciada en 1983.
La orfebrería, también diseñada por Dubé de Luque, es obra de Manuel de los Ríos, con partes de bordado del Convento de Santa Isabel en los respiraderos. El templete de la entrecalle cobija una réplica en marfil de Nuestra Señora de San Lorenzo, Patrona de Valladolid, donada por el Ayuntamiento de dicha ciudad en 1971 a la hermandad por mediación de un grupo de vallisoletanos residentes en Sevilla.











También en el patio se muestra extendido en posición vertical el manto procesional de la Virgen de la Soledad, bordado en oro sobre terciopelo negro por Jesús Rosado en 2009, según diseño de Dubé de Luque.








Pasamos ya a la primera sala, no sin antes atender a diversos paneles en los que se cuenta al visitante que las primeras reglas que se conservan de la actual Hermandad de los Servitas datan de 1696, aunque ya en ese documento se mencionan datos de una corporación preexistente. Posteriormente, en 1720 se erige como Venerable Orden Tercera que daba culto a una primitiva talla de la Virgen de los Dolores de pequeño tamaño, antes de que diez años después, en 1730, encargara a José Montes de Oca la talla del actual conjunto formado por la Virgen de los Dolores y el Cristo de la Providencia, que costó ocho mil reales de vellón.
Según las reglas de 1779, la Virgen de los Dolores procesionaba por la feligresía de San Marcos en la tarde del Viernes de Dolores, tras la celebración de un septenario en la semana anterior y la función principal por la mañana del mismo día. Además, en septiembre había un segundo septenario por la festividad de la Virgen de los Dolores, que se celebra el 15 de dicho mes, momento en que se celebraba una procesión con el estandarte de la Virgen y se visitaba uno de los muchos hospitales de la ciudad. La procesión la cerraba un crucifijo portado por un sacerdote.
Entramos ya en la sala y vemos en primer lugar una vitrina en el centro con la imagen titular primitiva de la hermandad, una talla de madera policromada de sólo 33 centímetros de altura y tallada en el siglo XVI por autor desconocido. Junto a la imagen se exponen diversos relicarios del siglo XIX pertenecientes a los santos fundadores de la Orden Servita: Bonfilio Monaldi, Bonayunta Manotti, Maneto Dell'Antella, Amadeo Amadei, Sosteño de Sostenei, Hugo Ugucioni y Alejo de Falconieri, todos ellos canonizados por León XIII en 1888.




Seguimos con otra vitrina en la que se muestran, dentro y encima de ella, el Libro de Reglas de 1696, las llamadas Constituciones de 1779, la Patente de Hermano para ser admitido en la cofradía (1775), el Libro de Actas de 1808-1925 y dos convocatorias de cultos de 1822 y 1839.









Seguimos con el crucificado que forma parte del cortejo de la cofradía como cruz alzada, obra de autor desconocido tallada en madera policromada en el siglo XVIII. De la misma época son las imágenes del Niño Jesús y San Juan Bautista niño, realizadas en plomo y telas encoladas. Hay que indicar que la cruz que sujeta el Niño Jesús es de caoba con incrustaciones de nácar.




A continuación, se nos muestran tres grabados de la Virgen de los Dolores realizados por Nicolás Carrasco en 1741, Diego de San Román y Codina en 1751, y Francisco Gordillo en 1773. Todos ellos están sacados de planchas de cobre, buril y aguafuerte, de las que vemos dos.






Además, podemos contemplar una litografía de finales del siglo XIX con la Virgen entre los siete santos fundadores de la Orden Servita.


De la segunda mitad del siglo XVIII son unas potencias del Cristo de la Providencia de plata cincelada y dorada, realizadas por Ramón Garay. Son de estilo rocalla y las utilizó la hermandad hasta 1950 y posteriormente, en 1978, José Rivera García cerró los orificios de la cabeza del Cristo, por lo que ya no se le pueden poner las potencias ni siquiera de forma esporádica.


Junto a las potencias podemos ver un juego de bandeja y vinajeras de plata cincelada, grabada y dorada, de Miguel María Palomino, del último tercio del siglo XVIII.


Pasamos ahora al estandarte de la Virgen de los Dolores, del último tercio del siglo XVIII, que, como queda dicho anteriormente, era el que se utilizaba en la procesión de septiembre para las visitas a los hospitales. Está confeccionado en terciopelo negro con bordados en oro y pedrería. En cuanto al óvalo pictórico, muestra a la Virgen de los Dolores con Jesucristo muerto en su regazo, junto a San Felipe Benicio, superior de la Orden Servita en el siglo XIII, y Santa Juliana de Falconieri, religiosa que era sobrina de Alejo de Falconieri, uno de los fundadores de la orden.
Precisamente, flanqueando al estandarte, vemos sendas imágenes de madera tallada y policromada de ambos santos, atribuidas a la gubia de Cayetano de Acosta y datadas alrededor del año 1760.













Continuamos con un juego de cáliz, copón y patena, donado recientemente por un hermano. Son de plata dorada y esmaltes, y han sido realizadas por los Talleres de Arte Moderno de Granada reproduciendo el diseño de las que el Cardenal Mendoza regaló a la Parroquia de Santa Ana.




Pasamos ahora a comentar un conjunto conformado por un cuadro en el que se encuentra pintado el conjunto escultórico de la Virgen de los Dolores y el Cristo de la Providencia sobre su peana procesional, situado encima de los respiraderos y faldones delanteros del primer paso de la corporación, así como las esquinas, el llamador y cuatro profetas.
En cuanto a los respiraderos y las esquinas, son, como todo el paso en su conjunto, de estilo neorrocalla o churriguera, realizado en caoba de Brasil. La carpintería fue obra de Francisco Bailac en 1978; Antonio Vega inició la talla de las cartelas, que quedaron inconclusas y fue Manuel Guzmán Bejarano el encargado de retallarlas y de realizar los respiraderos y el canasto; Luis Ortega Bru realizó las tallas de los profetas en 1981, aunque fueron concluidas por Manuel Escamilla; los ángeles son también de Ortega Bru. Aunque no se ven en la muestra porque están en el canasto, el paso cuenta también con escenas con temas marianos, obra de Francisco Buiza y Juan Ventura. Finalmente, el barnizado lo llevó a cabo el taller de Bacaro.
En cuanto a los faldones, fueron estrenados el año pasado y están bordados por Jesús Rosado en oro, plata y sedas sobre terciopelo negro, según diseño de Dubé de Luque.
















Vamos ahora a otra vitrina, en la que en primer lugar se sitúa la corona procesional de la Virgen de los Dolores, diseñada por Dubé de Luque y labrada en oro, plata y diamantes por Manuel de los Ríos en 1998.


A su lado, vemos una diadema de la misma dolorosa, obra en plata dorada de Manuel Román Seco, quien la realizó en 1954.


Y detrás de estas preseas, colocadas sobre una prenda de encaje, podemos ver el broche de oro con el escudo de la hermandad, creación también de Dubé de Luque; una cruz pectoral de la Virgen de la Soledad labrada en platino y brillantes por autor desconocido el siglo pasado, que fue donado por el entonces hermano mayor de la Trinidad, José Rodríguez; el corazón de la Virgen de los Dolores, de oro y pedrería, de Antonio Pérez Barrios (1973); la cruz pectoral donada por el Cardenal Bueno Monreal el día de la bendición de María Santísima de la Soledad, de orfebrería con pedrería engastada; y la rosa de pasión de la misma dolorosa, realizada en plata por Manuel de los Ríos en 1999 según diseño de Dubé.




Y terminamos con el contenido de esta primera sala en una nueva vitrina, donde podemos contemplar el contrato de ejecución de la imagen de María Santísima de la Soledad, firmado el 5 de marzo de 1966 entre el imaginero Antonio Castillo Lastrucci y las personas que se la encargaron, Esteban y Juan Pechero Guinea. El precio acordado fue de 15.000 pesetas. Junto al contrato hay dos cartas de pago firmadas por el propio Lastrucci.


Siete meses después, el 14 de octubre, los mismos promotores de la talla contrataron con el imaginero Antonio J. Dubé de Luque la remodelación del rostro y el cuello de la dolorosa, trabajo que debía realizarse en el plazo máximo de un mes y por un precio de 4.000 pesetas. También aquí vemos una carta de pago firmada por Dubé.


Por último, vemos el documento de la Vicaría General del Arzobispado, fechado el 29 de febrero de 1972, en el que se daba licencia a la Hermandad de los Servitas para hacer estación de penitencia a la Catedral el siguiente Sábado Santo, en su estreno dentro de la nómina de la Semana Santa.


Nos detenemos nuevamente en el patio porque, antes de pasar a la segunda sala, un panel nos explica que en 1950 nuevos devotos y la comunidad de Padres de los Sagrados Corazones, encargados de la Parroquia de San Marcos, revitalizan la corporación y se empiezan a dar pasos para convertir a los Servitas en hermandad de penitencia, dejando ya la idea de continuar como Orden Tercera.
Además, tras los elementos del paso de palio descritos al inicio, se muestra la nueva cruz procesional del paso de la Virgen de los Dolores y el Cristo de la Providencia, una llamativa cruz estrenada el año pasado y realizada en caoba, carey, plata y marfil. El diseño, una vez más, es de Antonio J. Dubé de Luque, mientras que de su hijo, Antonio Jesús Dubé Herdugo, son las pequeñas tallas de marfil. La parte de orfebrería es de los Hermanos Ríos (Orfebrería Andaluza).
Detrás de la cruz se encuentra su peana, de plata y carey, del año 2011, realizada por Manuel de los Ríos y Dubé Herdugo, según diseño nuevamente del padre de éste. Finalmente, a cada lado de la peana están dos de los faroles del mismo paso, diseñados por Dubé y labrados por Manuel de los Ríos en 1979.












Ya en la segunda sala, y siguiendo con los enseres pertenecientes a la Hermandad de los Servitas, nos fijamos en primer lugar en el manto procesional de la Virgen de los Dolores, bordado en oro y sedas por Jesús Rosado entre los años 2010 y 2013, año este último en que fue bendecido. Dubé de Luque ejerció nuevamente como diseñador, al igual que con la saya de la misma dolorosa a juego con el manto, obra también de Jesús Rosado con bordados en oro sobre terciopelo negro.








Y flanqueando la saya de la Virgen de los Dolores podemos ver otras dos, en este caso de la Virgen de la Soledad. Ambas están bordadas en oro sobre terciopelo negro. La primera es obra del Convento de Santa Isabel, según diseño de José Asián Cano (1992), mientras que la segunda es de Jesús Rosado, con diseño de Dubé (2009), y es la que actualmente suele lucir la dolorosa cada Sábado Santo.



Y en los extremos de la pared en la que se exponen estos enseres están las dos jarras de los costeros del paso de la Virgen de los Dolores y el Cristo de la Providencia, labradas en metal plateado por Manuel de los Ríos en 1975 y diseñadas por Dubé.


De los innumerables trabajos de diseño que, como estamos viendo, hizo Dubé de Luque para la Hermandad de los Servitas, de la que se considera su padre artístico y de la que fue además hermano mayor, podemos contemplar los bocetos del paso de palio de la Virgen de la Soledad (1976), de su manto procesional (2003) y del manto y saya de la Virgen de los Dolores (2007).




Seguimos con la corona procesional de la Virgen de la Soledad, realizada en plata dorada y pedrería por Manuel de los Ríos en 1986, según diseño de Dubé.


Y a su lado está la corona de espinas de plata envejecida que la misma dolorosa suele portar en sus manos normalmente cuando está vestida de hebrea durante la Cuaresma. Es también obra de Manuel de los Ríos.


Concluimos el repaso a los enseres de la Hermandad de los Servitas expuestos en esta muestra con una pintura del propio Dubé de Luque que representa el conjunto escultórico de la Virgen de los Dolores y el Cristo de la Providencia rodeados de ángeles. Fue pintada en el año 1996.


Pasamos ahora a la parte que la exposición dedica a destacar la trayectoria de Antonio J. Dubé de Luque en sus diferentes facetas como artista, y comenzamos por la de imaginero. Así, en la exposición tenemos oportunidad de contemplar el rostro de una dolorosa de vestir, tallada en madera policromada.



Vemos también el boceto en terracota del Señor de la Misericordia, imagen titular de la Hermandad de Valme, de Bellavista, corporación que lleva varios años suspendida por el Arzobispado, aunque la imagen recibe culto en la Parroquia del Sagrado Corazón de dicha barriada sevillana.


A su lado, se encuentra el boceto en terracota policromada de la imagen de Judas Iscariote, de la Hermandad de la Cena de Cáceres.


También se muestra el boceto del Señor de la Entrada en Jerusalén de Jaén, de terracota policromada.


Y el del crucificado de la Misericordia, que preside la Parroquia de los Dolores de Puerto de la Cruz, en Santa Cruz de Tenerife.


Y volviendo a la faceta de diseñador, son varios los enseres que pueden verse en la exposición que fueron pensados por Dubé de Luque. Así es, por ejemplo, en materia de bordado, en el caso del palio de la Virgen del Rocío, de la Hermandad del Beso de Judas, del que vemos la caída frontal. En su momento, entre 1970 y 1977, fue bordado por Carrasquilla y Elena Caro, aunque en 2010 se estrenó una reproducción y enriquecimiento del diseño llevado a cabo por Francisco Carrera Iglesias.


A su lado, se muestra la toca de sobremanto de la Virgen de Consolación, de la Hermandad de la Sed, dolorosa precisamente tallada por Dubé. La toca la bordó José Ramón Paleteiro.


Y a continuación, podemos ver la caída trasera del palio de la Virgen de Guadalupe, de la Hermandad de las Aguas, que fue bordado entre 1988 y 1992 por el taller de Elena Caro.


También fue Dubé de Luque el responsable del diseño del estandarte corporativo de la Hermandad de la Soledad de Gerena, que fue bordado por una vecina de Albaida del Aljarafe de nombre Juana María en oro y sedas sobre terciopelo morado, y que tiene un asta de Orfebrería Villarreal. Junto al estandarte se muestra el dibujo previo con el diseño, del año 2002.



También son numerosas las piezas de orfebrería cuyo diseño salió del ingenio de Dubé de Luque. En la muestra tenemos ocasión de observar, por ejemplo, una de las jarras del paso de palio de Nuestra Señora de los Ángeles, de la Hermandad de los Negritos, obra de Orfebrería Mallol.


A su lado, se muestra el llamador del paso de palio de la Hermandad de la Sed, realizado por Manuel de los Ríos en 1994.


Y otro llamador diseñado por Dubé es el del palio de la Virgen de la Encarnación, de la Hermandad de San Benito, obra en alpaca plateada de Manuel de los Ríos de 1982.


Seguimos con una jarra del paso de palio de la Virgen de la Aurora, de la Hermandad de la Resurrección, obra de los Hermanos Delgado. Hay que tener en cuenta que tanto la orfebrería como los bordados de este paso de palio fueron diseñados por Dubé, como vemos en un dibujo en otra parte de la sala.



Dubé también diseñó una diadema de plata dorada con motivo de la Coronación Canónica de Nuestra Señora de la Palma, de la Hermandad del Buen Fin, así como la propia corona de oro que el Cardenal Carlos Amigo le impuso en dicho acto el 8 de octubre de 2005, y la medalla conmemorativa.




También fue el responsable del diseño de la corona de oro para la Coronación Canónica de la Virgen del Rosario de Santiponce.


Y otras medallas que se deben a la creatividad de Dubé de Luque fueron la de la Coronación Canónica de la Virgen de la Encarnación de San Benito, la de la Hermandad de la Soledad de Gerena y la de la Coronación Canónica de la Virgen del Rosario de Monte-Sión, de la que vemos también el dibujo previo.





En lo que respecta a la faceta de Antonio J. Dubé de Luque como diseñador de pasos, vemos en primer lugar el del misterio del Beso de Judas, que se estrenaría en 2005, al que en los próximos años se añadirán unos nuevos respiraderos, cuyo boceto, a tamaño natural, se muestra en esta sala.



A continuación, se muestra el boceto del paso de la Hermandad de la Santa Cruz de Málaga (1997), cuya imagen titular, la Virgen de los Dolores en su Amparo y Misericordia, es también obra de Dubé de Luque.


Vemos ahora el boceto del paso del Cristo de la Corona (2001), que permite hacernos una idea de cómo quedará cuando esté concluido, aunque ya hay algunas diferencias con respecto a cómo se está avanzando en la ejecución de este paso.


De 1983 es el diseño del paso de palio de Nuestra Señora de la Soledad, de la localidad sevillana de Pilas.


A continuación, se muestra el boceto del paso de Nuestro Padre Jesús Nazareno, de Alcalá de Guadaíra.


De 2004 es el diseño del paso de Nuestro Padre Jesús de la Pasión del Albaicín, de Granada.


Se muestra también el boceto del paso del Cristo del Amor de Jerez de la Frontera, que fue estrenado en las calles el Martes Santo de 1994.


Y otro paso sevillano diseñado por Dubé de Luque es el del Sagrado Decreto de la Hermandad de la Trinidad, que fue tallado y dorado entre los años 1994 y 1998.


Finalmente, vemos varios diseños de los pasos y algunos enseres de la Hermandad del Cristo de San Agustín, de Granada.






Y la última faceta de Antonio J. Dubé de Luque que repasa la exposición es la de pintor y cartelista, con las siguientes obras: el cartel de la Semana Santa de Sevilla de 2012, el del XXV aniversario de la Hermandad de la Sed (1994), el del L aniversario de la Hermandad de la Paz (1989), el de la Coronación Canónica de la Virgen de las Angustias (1988), el de la Coronación de la Virgen de la Encarnación (1994), el de la Coronación de la Virgen de la Palma (2005), el del VI centenario del regreso de la Hiniesta Gloriosa a Sevilla (1980), la pintura del XVIII Acto de Exaltación de la Eucaristía de la Hermandad de la Cena (1991), el pergamino del Pregón de la Semana Santa de Juan Foronda (1995) y el del Pregón de la Glorias del mismo pregonero (1990), además de la pintura conmemorativa de la beatificación de Sor Ángela de la Cruz (1982).












Hasta el próximo domingo se puede visitar esta exposición con la que la Hermandad de los Servitas no sólo ha querido mostrar su patrimonio y su historia, muy curiosa al no tratarse de una hermandad penitencial desde su origen, sino también homenajear a quien hace cincuenta años talló para ésta a María Santísima de la Soledad, que desde 1981 cierra el cortejo de la cofradía cada Sábado Santo.