El veto


foto de Beatriz García Couce
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Quedan poco más de nueve meses para que caiga el veto que impide a Navantia Fene fabricar buques civiles. Los ocupantes de los tres últimos Gobiernos -el Ejecutivo de Aznar, el de Rodríguez Zapatero y ahora el de Rajoy- se comprometieron en determinado momento a tirar abajo esa muralla que cercenaba las posibilidades de un astillero que llegó a alcanzar fama mundial por sus espectaculares buques. 

El primero tras el desastre del Prestige y el segundo y el tercero, apelando a la profunda crisis económica del país. Todos ellos, siempre bajo la presión de una comarca que de forma más intensa y a veces más relajada, nunca ha dejado de poner la demanda encima de la mesa. Ninguno ha cumplido esa promesa.

Ahora, con la carga militar agotada, ni siquiera el pequeño balón de oxígeno que tendrá Navantia en la ría a través del flotel de Pemex, servirá para sacar a la antigua Astano de la parálisis en la que lleva instalada desde el verano. La empresa ha decidido no molestar a Bruselas -o lo que es lo mismo, renunciar a gestionar un adelanto del fin del veto- lo que supone prolongar la agonía de su ya exigua plantilla al menos hasta finales de año.

La espera, aunque dramática para quienes la padecen, sería soportable si al menos se avistasen los primeros pasos para preparar el astillero para el futuro que vendrá, esperemos, esta vez sí, sin cadenas. Con una especialización, unas perspectivas de mercado y una apuesta tecnológica firme. ¿Existe? Yo no lo veo por ningún lado.

Ante el final del veto, la vieja Astano podría acabar pasando a manos privadas


Autor

Germán Castro
Primer director de 'Diario de Ferrol', fundador de la publicación de pensamiento y cultura 'FerrolAnalisis' y presidente fundador del Club de Prensa de Ferrol. Columnista fundacional de MUNDIARIO.
Petrolero Munguía, construido en Astano.
Petrolero Munguía, construido en Astano. 
 
Una generación, quienes ahora tienen veinticinco años, no ha tenido la oportunidad de asistir a la botadura de un barco en Astano, después de que este astillero cubriera páginas gloriosas en la construcción naval mundial. "Sic transit gloria mundi".

Hoy, un cuarto de siglo después de que el gobierno de Felipe González nos señalara con el dedo ante la exigencia de la UE de reducir capacidad de producción en los astilleros españoles, estamos en vísperas -será el año que viene- de que necesariamente haya de levantarse el dichoso veto y nada ni nadie se mueve preguntando qué va a ocurrir. En estos años de atrás, se ha venido reivindicando insistentemente el fin de la prohibición, mociones, acuerdos, unanimidades, el propio ZP hizo bandera de la demanda ante el organismo europeo, todos a favor de que contra la crisis que nos asola nos autorizasen a construir barcos, pero en vano fue el esfuerzo y ahora que se acerca el momento de la verdad da la impresión de que estamos absolutamente despistados.

¿Que va a ocurrir pasado mañana, dicho sea en tono metafórico? Es la pregunta del millón que, sin embargo, los partidos parecen tener miedo o temor a hacerse y tramitar en los foros parlamentarios pertinentes. Se levanta el veto ¿y ahora qué?

Claro, la respuesta no es nada fácil y si nos ponemos realistas casi diríamos que, ahora que se nos autoriza, no podemos construir barcos y si vamos más allá podríamos añadir que para las grandes formaciones políticas el viejo Astano, hoy Navantia-Fene, ha quedado ya amortizado.  El centro fabril cuenta actualmente con unos doscientos trabajadores.


Sin mandos cualificados ni ingeniería

Los mandos cualificados, la ingeniería, colectivos elementales para poner a andar la grúa pórtico y demás naves industriales, han quedado borrados del mapa. Es posible que esta sensación que uno transmite sea la que vive mucha gente de Ferrolterra. ¿Cómo recomponemos ahora lo que se ha desmantelado con premeditación y alevosía? La venta o alquiler de las instalaciones puede que sea el destino final, una vez que haya caducado el vigor del dichoso veto. Y si alguien activa la fuerza de la imaginación y contempla otras posibles soluciones que las vaya poniendo a remojo porque el 31 de diciembre está a la vuelta de la esquina.

De todas maneras, uno que ya tiene cierta edad, está convencido de que los ferrolanos o ferrolterranos suelen crecerse ante las adversidades y tampoco es el momento de arrojar la toalla. Veremos a ver -vienen elecciones europeas- qué milongas nos cuentan  y como juegan con nuestro futuro. ¿Hasta dónde el compromiso leal? ¿Hasta cuándo la falacia y la demagogia?

¿DÓNDE ESTÁ ASTANO?



Carlos Miragaya |
Redacción | Actualizado 07 Marzo 2014 - 01:25 h:
 
La pregunta es posible que se la estén realizando, a estas alturas del año, buena parte de los diputados y diputadas del Parlamento Europeo. Y es que, tras diez años de prórroga del veto que impide el acceso a la construcción naval convencional a la antigua factoría de Perlío, tal vez sus señorías necesiten que se les refresque la memoria. No sucederá otro tanto con una buena parte de los representantes de países como Alemania, Francia o Italia, cuyas presiones, en mayor o menor medida, determinaron desde la década de los 80 la decisión de restringir, poco a poco, pero de forma perseverante, el devenir de un astillero que hoy en día se encuentra descapitalizado, sobre todo en el plano humano.

Y es que lo que no consiguió la reconversión industrial de hace más de tres décadas, que no fue nunca otra cosa que privar de la más que respetable capacidad tecnológica y profesional a un duro competidor en el plano eue la construcción naval, lo ha hecho el tiempo. A estas alturas, decía, mientras algún funcionario o político previsor se encontrará ya en Bruselas posiblemente elaborando algún memorándum sobre la idoneidad o no de mantener activa la factoría una vez que, el próximo 31 de diciembre, finalice oficialmente el veto, en este país falta quien piense –al menos entre aquellos que tienen responsabilidad como para decidir– por qué no se encuentran ya los departamentos comercial y de diseño de la factoría en plena preparación de ofertas para un mercado que, pese a la fuerte competencia asiática, está ahí, demandando propuestas competitivas, modernas y capaces de hacer frente a una realidad básicamente determinada por el hecho de que más del 80 por ciento del tráfico de mercancías en el mundo se realiza a través del mar y de que existe toda una flota necesitada de la oportuna y obligada renovación.

No ha habido un momento en estos treinta últimos años en los que Astano no fuese un incordio, puede que incluso para una buena parte del sector naval público de este país. Y es que, mientras que otros se han ido quedando por el camino, bien mediante su cierre o su privatización, el astillero del otro lado de la ría continúa ahí, con capacidad suficiente como para volver a la plena actividad, aunque, eso sí, sin apenas personal propio y con una sala técnica apenas cubierta por una decena de ingenieros.


El presidente de Navantia, José Manuel Revuelta, indicaba en Ferrol esta misma semana que la finalización del veto comunitario, más o menos, reavivaba las opciones de la oferta estatal en materia civil. Si partimos del hecho de que una adjudicación requiere de un concurso, de un proyecto y de una oferta económica, por no hablar de intensas negociaciones o incluso alianzas con otros ofertantes, hora va siendo de que Astano se pusiese a ello, sobre todo teniendo en cuenta lo prolongado de toda esta fase. Revuelta, sin embargo, nada dijo de ello.
Solia pensar que el amor todo lo arreglaba, pero las relaciones son dificiles. Y es justamente el, quien entorpece todas las situaciones. Invade tus sentidos, no te deja pensar. Haces, decis y sentis cosas que no queres. Te lleva a cometer muchos errores, algunos mas profundos que otros.

Todavia nos queda mucho, demasiado por aprender. 

¿Seguirá el veto a a antigua Astano en 2015?.



Tras la debacle que se ha producido en Navantia durante los tres últimos años,llevandose por delante
la amplia mayoría de empresas auxiliares del sector naval, y con solo el flotel como única carga de trabajo,
tras la destrucción de las empresas del sector eólico, el cierre de decenas de comercios y pequeñas empresas,
¿Cual es la última esperanza que le queda a Ferrolterra?.


Que se produzca el levantamiento del veto a la antigua Astano y se contreten pedidos. Y es que eso es lo que está en la boca de la gente, porque o los hijos tienen que emigrar cuando acaban los estudios o las personas que han pérdido su puesto de trabajo,personas con gran experiencia, también se ven forzadas a irse.


Y es que en Ferrolterra ya se dispone de una infraestructura,que no requiere ninguna inversión, y que es capaz por si misma de generar miles de empleos. Un astillero de última generación.


Y es que esa esperanza que tienen los ferrolanos de que la antigua Astano vuelva a construir barcos y a contratar personas depende de varios factores y no hay mucho margen para el optimismo.


Podríamos empezar en que ni los propios sindicatos confían en las propias posibilidades del astillero,razón por la cual ellos mismos prorrogaron ,con la complicidad de los diferentes gobiernos socialistas y populares, un veto que se decidío ya en 1979,se pactó en 1984 y se ejecutó en 1987.


Este mismo vetó, se prorrogó por el PP en 1997,por otros 10 años, y en 2005 por el PSOE, hasta el 2015.Cabe decir que ni el propio gobierno ni la propia Navantia son capaces de aclarar en que momento queda liberado de el. La propia Comisaría de la competencia hablaba de Junio de 2015 mientras los actuales dirigentes hablan de  Enero...pero la realidad es que, una vez suenen las campanadas  en nochevieja, nadie se atreve a asegurar que los compromisos adquiridos con la comisión europea
hayan llegado a su fin.¿Porqué?.



Porque estamos hablando de políticos,y Astano,es un rival. Y se puede utilizar otra vez como moneda de cambio para asuntos de relevancia europea.
Incluso sin veto,se puede dejar morir de inacción dichas instalaciones o dicha empresa.

Si de verdad hubiese interés en relanzar el mercado civil en esas gradas, los  actuales gerentes tendrían que estar planificando una estrategia para el aprovechamiento de esos recursos. Y es que esa grúa pórtico facilita y abarata la construcción de buques de gran tonelaje.
Sería necesario ir preparando las oficinas técnicas para adquirir y desarrollar los conocimientos actualizados en construcción de nuevos tipos de buques, e incluso preparar ya las ofertas comerciales, ya que contratar un barco lleva meses, y se podría empezar a cortar chapa el 1 de enero próximo.

Nada de eso se está haciendo y no se espera.¿Porqué?.


Porque la capacidad para contratar actual de Navantia está en entredicho. Aún contando con unas instalaciones liberadas de cualquier restricción en Fene,los precios que pueda ofertar Navantia,serán mayores que los de algunos de sus competidores.

Porque aunque el veto desaparezca,las ayudas públicas están terminantemente prohibidas.Ademas, el resto de astilleros europeos, tendrán a la antigua Astano y a la propia Navantia en el punto de mira.



¿Será capaz Navantia de contratar algún barco una vez que no haya veto?.


Si, es que se terminan esos compromisos adquiridos con la comisión europea,de no poder contratar más de 5.500 personas y de que Astano solo subcontratará de Bazán, es muy probable de que las cosas sigan como están, ojalá que no, pero que de un día para otro Navantia empiece a contratar buques gaseros o quimiqueros.... a precio de mercado.....

Probablemente, y para que sea más competitivo haya que o plantear una reestructuración, una cesión o arrendo de las instalaciones o una privatización.

Y es que hay que ser realistas, y olvidarse de posiciones numantinas que solo conseguirían mantener cerrado otra década más esas instalaciones.
Los sindicatos tienen que muy probablemente dejar paso a la iniciativa privada,porque aunque lamentablemente abaraten la mano de obra,esa sea la única forma de hacer competitivo el astillero. Ojalá hubiese otra forma,pero por desgracia en un mundo globalizado y sin que el estado te pueda subvencionar,no hay otra manera.


por libexim.