GUARDAR EL DECORO
El delegado de Fiestas Mayores del Ayuntamiento de Sevilla, Juan Carlos Cabrera, anunciaba días atrás en una entrevista las novedades de la próxima Semana Santa en cuestiones organizativas y, sorprendentemente, señalaba como una de ellas la eliminación del mayor número posible de rótulos luminosos en los itinerarios de las hermandades para, según decía, guardar el decoro.
Sí. Ya estoy viendo yo a los operarios municipales diciéndole a las hamburgueserías de la Campana, a la tienda de café en vaso de papel a tres euros, a la compañía de seguros con nombre de atardecer, al negocio de donuts tuneados con cantidad de grasa y aceite de palma que se estrena este año o a la franquicia dental que apaguen sus rotulitos porque no permiten el "decoro". ¡Enseguía!. Si acaso, serán los pequeños comercios, las tiendas de bocadillos y de latas de refresco los que tendrán, si es que finalmente se les obliga, que apagar el rotulito cuando pase una cofradía o únicamente cuando llegue el paso, cosa que, por cierto, ya hacen algunos establecimientos.
A los cofrades se nos echa muchas veces en cara que nos pasemos todo el año pensando en la Semana Santa, en cornetas, en saetas, en el chocar de las bambalinas con los varales... "Sevilla no es sólo Semana Santa", dicen. Y tienen razón. Pero habría que decírselo también al señor Cabrera y a la Corporación Municipal.
Hace años, porque esto ha sido una cuestión de dejadez crónica por parte de equipos de gobierno municipal de todo signo político, e incluso de cuando no había más que un signo, que Sevilla reclama a gritos una ordenanza municipal como las existentes en ciudades como Salamanca o Toledo; ordenanzas que controlan el tipo de rótulos que pueden poner los comercios en las calles principales, en los cascos históricos, para evitar una contaminación lumínica y, dicho sea de paso, una fealdad que Sevilla, que vive de su monumentalidad, no puede permitirse.
Está muy bien que se apaguen los rótulos cuando viene un paso. Seguro que los fotógrafos lo agradecen. Y los que graban vídeos también. Pero, señor Cabrera, Sevilla no es sólo Semana Santa. ¿Con qué autoridad moral se le va a pedir a un comerciante que apague su rótulo porque viene una cofradía, si se le ha dado permiso para colocarlo a la vista de locales y visitantes, a la sombra de la Giralda, junto al Archivo de Indias o en la transitadísima calle Sierpes, y se le permite encenderlo durante el resto de semanas del año?
¿El decoro, dice usted? ¿Y los grafitis, porque son verdaderamente eso, que se pintaron en el suelo por toda la ciudad, incluyendo la zona monumental, para anunciar la Bienal de Flamenco no afectan al decoro? Sí, esa Bienal que concluyó el pasado 2 de octubre, hace casi seis meses, pero cuyos grafitis siguen siendo perfectamente visibles en muchas zonas, entre ellas la Plaza del Triunfo, a dos pasos de la Giralda, como se ve en la foto. Seis meses ya de grafitis consentidos por el Ayuntamiento, como si no tuviéramos bastante con los que ya inundan las paredes de edificios públicos y privados por toda la ciudad.
Por no hablar de las pegatinas de los cerrajeros que vemos por millares pegadas en telefonillos, buzones, puertas, paredes, papeleras, señales... ¿Las ordenanzas municipales permiten eso? ¿Puede alguien decirme dónde vive un cerrajero para llenarle su casa de pegatinas publicitarias de este blog?
Para guardar el decoro, que el diccionario de la RAE define como "corresponder con actos o palabras a la estimación o al merecimiento de algo", en este caso, a la monumentalidad, a la historia, al patrimonio y a la belleza de Sevilla, lo primero que hace falta es un Ayuntamiento que trabaje por evitar que muchos visitantes se vayan de la ciudad pensando que sí, que es muy bonita, pero un poco sucia. Porque eso pasa.
¿Apagar los rótulos comerciales cuando pase una cofradía? Vale, está bien. ¿Y después? ¿Cuando pase la cofradía? ¿Cuando acabe la Semana Santa, qué? Volverán a encenderse junto a monumentos históricos, seguiremos andando sobre los grafitis consentidos de la Bienal y los cerrajeros decorarán cada tanto nuestras casas con sus pegatinitas que ya sé yo dónde se las podrían pegar.
Y luego dicen que hay muchas procesiones en Sevilla durante el año. Si por cada una que pasa se apagaran ciertos rótulos comerciales y se le diese un repasito a la limpieza de la ciudad, pocas me parecerían...