La Hermandad del Divino Perdón logró esquivar la lluvia el pasado sábado y celebró en las calles del Parque Alcosa su vía crucis, con la imagen del Nazareno que tallara José Antonio Navarro Arteaga llevada en andas por sus hermanos.
Tras la misa de la tarde, el cortejo se puso en camino, saliendo cerca de las ocho y media. Hacía frío y algo de viento que dificultó por las anchas calles de Alcosa mantener encendidos los cirios de color morado que portaban los hermanos, así como los de color tiniebla que alumbraban las andas del Señor. Además, el asfalto mojado por la lluvia caída incrementó esa sensación de frío más invernal que primaveral en el último sábado de marzo.
Una cruz alzada entre ciriales abría el cortejo, seguida de hermanos con cirios, el estandarte corporativo, la Capilla Musical Patrem y el cuerpo de acólitos con cuatro ciriales.
Desde la Iglesia de la Beata Ana María de Javouhey y San José de Cluny, el Nazareno del Divino Perdón salió a Escritor Alfonso Grosso y tomó Emilia Barral, la calle Beata Ana María de Javouhey y la Plaza Maestro Sánchez Rosa, donde hubo una novedad respecto a otros años, como fue la visita a la nueva residencia de ancianos de Vitalia.
Posteriormente, el Señor, vestido con una túnica lisa de color burdeos y con potencias, siguió por María Zambrano para salir de nuevo a Emilia Barral. Después, continuó por Avenida Ciudad de Chiva e Ildefonso Marañón Lavín, donde un miembro de la hermandad fue advertido por la Policía Local de que a las diez de la noche se iban a ir y dejarían sin controlar el tráfico al paso del cortejo, aunque finalmente se quedaron hasta el final.
Las diferentes estaciones eran leídas por dos hermanos con un megáfono, que se iban alternando a lo largo del recorrido.
Diego Oliva, capataz general de la Hermandad del Divino Perdón, era el encargado de guiar las andas, que estaban adornadas con un friso de claveles rojos, y que tenían unos faldones de terciopelo morado con galones dorados y el escudo de la hermandad tanto delante como detrás. Además de los cuatro cirios, colocados sobre candeleros del paso de palio de la Virgen de la Purísima Concepción, en los costeros había dos pequeños faroles plateados.
Desde Ildefonso Marañón Lavín, el Señor del Divino Perdón se metió por la calle peatonal Carmen Conde, recorriéndola hasta el final, para salir por Gloria Fuertes de vuelta a Escritor Alfonso Grosso, junto a la misma iglesia.
Quedaban tres estaciones del vía crucis. Dos de ellas se leyeron poco antes de entrar en el templo, mientras que la última se leyó con el Nazareno ya dentro, mirando hacia el altar mayor.
Después, las andas fueron conducidas hacia el altar de la Virgen de la Purísima Concepción, vestida de hebrea, momento en que se cantó en su honor.
Finalmente, los hermanos, caminando hacia atrás, dejaron las andas con el Señor del Divino Perdón definitivamente junto a su altar, en el lado derecho del presbiterio, cerrándose así este vía crucis unas dos horas después de la salida.