EL CRISTO YACENTE VISITÓ LA PARROQUIA DE SAN ANDRÉS DURANTE SU VÍA CRUCIS
La ya famosa norma diocesana que impide a las hermandades salir de sus feligresías durante la celebración de los vía crucis externos también ha afectado a la Hermandad del Santo Entierro. El pasado domingo tuvo lugar su tradicional vía crucis por un itinerario nada tradicional, ya que la dichosa norma no permitió al Cristo Yacente recorrer las calles de la zona del Museo, que pertenece a la Parroquia de San Vicente, teniendo que optar por un recorrido alternativo que consistió en visitar la que sí es su parroquia, la de San Andrés.
El itinerario, menos bello que el tradicional, hizo que el cortejo saliera de la Iglesia de San Gregorio y, como si fuera Sábado Santo, girase a la izquierda hasta la Plaza del Duque. Cruz alzada con manguilla entre ciriales, hermanos con cirios rojos, el estandarte corporativo, un trío de música de capilla y el cuerpo de acólitos conformaron este cortejo que se puso en camino a las ocho de la tarde.
El Cristo Yacente iba llevado por ocho hermanos sobre sus andas, que tenían terciopelo negro a modo de faldones. También de terciopelo negro, con galones dorados, era el almohadón sobre el que el Señor de Juan de Mesa apoyaba su cabeza.
Tras salir a la calle Alfonso XII, las andas se detuvieron para el rezo de la primera estación a cargo del sacerdote rector del templo de San Gregorio, como también ocurrió con la segunda, que fue leída a la altura de la Iglesia de San Antonio Abad, antes de continuar su camino hacia la Plaza del Duque.
Con cierta rapidez, el Cristo Yacente discurrió por el Duque y accedió a la calle Tarifa, en cuyo inicio se dio lectura a una nueva estación del vía crucis. A continuación, siguió hacia Santa María de Gracia y Amor de Dios, donde la lectura de una de las estaciones se entremezcló con los cantos que salían de un bar cercano que cuenta con un karaoke para sus clientes. Se podría haber parado un poco más adelante para evitarlo, pero se optó por seguir con la programación de paradas diseñada previamente.
Después, el Cristo Yacente continuó hasta girar en la calle García Tassara, buscando la Parroquia de San Andrés por estas calles inéditas en este vía crucis.
Antes de entrar en San Andrés, en la misma calle Daoiz se dio lectura a la siguiente estación del vía crucis. Después, se produjo la entrada del Cristo Yacente por la puerta ojival del templo, siendo recibido por las hermandades de Santa Marta y la Virgen de Araceli, cuyos hermanos llegaron a portar las andas.
El Cristo fue conducido por la nave central hasta el presbiterio, donde el párroco dio la bienvenida a la Hermandad del Santo Entierro antes de que se leyera en el interior del templo la estación correspondiente del vía crucis.
La salida de San Andrés la llevó a cabo el Cristo Yacente por la puerta lateral de la nave de la Epístola. Mucha gente lo esperaba dispuesta a seguir acompañándole en su camino de vuelta a San Gregorio, donde se dio por concluido este vía crucis, afectado también por la novedosa normativa. Veremos si la Hermandad del Santo Entierro deja las cosas como están o decide modificar sus reglas para recoger en ellas su itinerario tradicional; la trampa que el propio Arzobispado aconseja para saltarse esta nueva disposición.