LA CANDELARIA DE SAN NICOLÁS, EN DEVOTO BESAMANOS


Ayer finalizaba en la Iglesia de San Nicolás el besamanos anual a María Santísima de la Candelaria, que comenzó el pasado jueves, coincidiendo con la festividad de la Presentación de Jesús en el templo, o lo que es lo mismo, la festividad de la Candelaria.
Para este besamanos, la dolorosa que tallara Manuel Galiano fue ubicada en el presbiterio alto de San Nicolás, cuya escalinata estaba cubierta por una alfombra de color rojo que cubría el entarimado por el que había que acceder para besar la mano.
La Virgen de la Candelaria se encontraba elevada sobre una peana plateada con cabezas de querubines y vestida con su manto procesional, de las religiosas filipenses del Convento de Santa Isabel, combinado con saya blanca de tisú con bordados en oro y la corona de salida. En el pecherín llevaba un puñal, un alfiler con su advocación, un broche y una pequeña medalla con el escudo de la hermandad. Daba a besar la mano derecha, mientras que con la izquierda sujetaba un rosario y un pañuelo. Además, lucía un fajín militar de color rojo con borlones dorados y con un entorchado.
Al fondo, un cortinaje de damasco rojo cubría el retablo mayor del templo y ante éste estaba el dosel de cultos de la hermandad en el que se situó el techo del paso de palio, que precisamente tiene en la gloria la escena de la Presentación de Jesús. El dosel se apoyaba en el paño frontal de los respiraderos del palio, mientras que uno de los paños laterales se encontraba a menor altura.
Un buen de candeleros plateados con cera blanca iluminaban el altar, que estaba adornado con diversas flores blancas que también estaban en jarras del paso de palio dispuestas a lo largo del altar, dos de ellas flanqueando a la Virgen sobre sendas columnas de madera dorada. Las flores eran rosas, anthurium, margaritas y antirrhinum.