BIDEAN REFLEXIÓN SOBRE EL EVANGELIO DE CADA DÍA VIERNES, día 26 de Septiembre EVANGELIO: Lucas 9, 18-22

25ª Semana del Tiempo Ordinario
VIERNES, día 26 de Septiembre

EVANGELIO: Lucas 9, 18-22

Una vez que Jesús estaba orando solo, en presencia de sus discípulos, les preguntó:
- «¿Quién dice la gente que soy yo?».
Ellos contestaron:
- «Unos que Juan el Bautista; otros que Elías; otros dicen que ha vuelto a la vida uno de los antiguos profetas».

Él les preguntó:
- «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?».
Pedro tomó la palabra y dijo:
- «El Mesías de Dios».
Él les prohibió terminantemente decírselo a nadie.
Y añadió:
- «El Hijo del Hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y letrados, ser ejecutado y resucitar al tercer día».

CLAVES para la LECTURA


- La confesión de Pedro, reconocimiento humano del mesiazgo de Jesús, corresponde perfectamente a la confesión de la filiación divina de Jesús por parte del Padre en el relato de la Transfiguración (Lc 9, 28-36). En este caso, Lucas omite toda indicación topográfica, mientras que, siguiendo la preocupación que le caracteriza, señala que Jesús se encontraba en un lugar apartado orando. El tercer evangelista conecta siempre los momentos importantes de la vida de Jesús con la oración, para animar también a su comunidad a permanecer en una constante actitud de oración. Por otra parte, hace comprender que los discípulos sólo pueden entrar en los misterios del Reino gracias a la intercesión orante de Jesús.

- La pregunta de Jesús a los discípulos quiere conducirles a una comprensión más plena de su identidad, más allá de las opiniones inadecuadas de la gente, referidas aquí únicamente para preparar el momento culminante de la respuesta de Pedro. Éste capta la verdadera identidad de Jesús y no le identifica ya con un profeta del pasado, sino que indica su novedad mesiánica de una manera decidida.

- Lucas, como los otros dos sinópticos, recuerda que Jesús impone silencio a los discípulos no, a buen seguro, para desmentir a Pedro, sino para disipar todo posible equívoco sobre la propia identidad mesiánica. Jesús, para evitar cualquier posible malentendido, precisa que el Cristo de Dios coincide con el Hijo del hombre, que debe ser rechazado, sufrir y morir (v. 22). La realeza de Dios, que el Mesías deberá realizar en la tierra, es una realeza que pasa por la experiencia de la pasión y de la muerte. Nótese que el «es necesario que...» (Lc 13, 33; 17, 25; 24, 46) indica que el plan de Dios, revelado a Israel en las Escrituras, prevé también el rechazo de Cristo por parte de los hombres.


CLAVES para la VIDA


- Está claro que no es suficiente la simple actitud de curiosidad ante la persona de Jesús (caso de Herodes), sino que es necesario penetrar en el misterio de su persona y de su mensaje novedoso. Éste es el cuadro del relato de hoy. Que por cierto, es en un contexto bien concreto: “estaba Jesús orando a solas...” (v. 18); también Jesús busca los caminos de Dios, tanto en la soledad y oración, como en lo que van experimentando sus amigos y discípulos.

- Y el misterio de la persona de Jesús supone e implica rechazo y entrega hasta el final, hasta alcanzar la plenitud de la vida (= la resurrección). Y es que Él es el “Ungido (= el Mesías) de Dios”; esto es, sobre quien Dios ha enviado su Espíritu, ungiéndole con su fuerza, para que lleve a cabo una MISIÓN tan específica y vital. Esto confiesan las palabras de Pedro, si bien acaso sin ser muy conciente de lo que suponen.

- La pregunta no es superflua, hoy, para mí y para nosotros: “¿Quién es Jesús para nosotros?”. Muy posiblemente lo “sabemos”, pero necesitamos refrescar con frecuencia esa convicción: es el Mesías, el que salva, pero entregándose hasta el final. Ésta es la dificultad del seguimiento de Jesús. Hermana, hermano... ¿quién es Jesús para ti, en esta etapa concreta de tu vida, en la que estás viviendo? ¡No le tengas miedo a la pregunta…!


ORACIÓN PARA ESTE DÍA


“Señor Jesús, necesito CONOCERTE cada día un poco más a fondo; no quiero quedar en la superficie. Concédeme valor para CAMINAR contigo y ser así plenamente tu discípulo”.