25ª Semana del Tiempo Ordinario
MIÉRCOLES, día 24 de Septiembre
EVANGELIO: Lucas 9, 1-6
En aquel tiempo, Jesús reunió a los Doce y les dio poder y autoridad sobre toda clase de demonios y para curar enfermedades. Luego los envió a proclamar el Reino de Dios y a curar a los enfermos, diciéndoles:
- «No llevéis nada para el camino: ni bastón ni alforja, ni pan ni dinero; tampoco llevéis túnica de repuesto. Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio.
Y si alguien no os recibe, al salir de aquel pueblo sacudíos el polvo de los pies, para probar su culpa».
Ellos se pusieron en camino y fueron de aldea en aldea, anunciando la Buena Noticia y curando en todas partes.
CLAVES para la LECTURA
- La misión de los Doce hunde sus raíces en el proyecto de Jesús de reunir al pueblo de Israel en torno al anuncio de la salvación; por eso implica también, en la tarea de mensajeros del Reino, a los Doce (más adelante también a los setenta y dos discípulos: Lc 10, lss), enviándoles por toda Galilea. El discurso de Jesús a sus enviados se refiere, más que a los contenidos de su predicación, a las indicaciones sobre el estilo que deberá tener el apóstol: desde el equipaje que debe llevar al comportamiento que tiene que seguir en el lugar en donde le den hospedaje. De ahí que Lucas presenta la misión de los Doce como la prolongación del mismo ministerio de Jesús. Así, los «convoca»como ya había hecho cuando les llamó en el monte para constituir el grupo de los Doce (6, 12ss). Su tarea, para la que están autorizados y habilitados por el poder y por la autoridad que les confiere Jesús, consistirá en liberar a las personas de las fuerzas que intentan mantenerlas esclavas (enfermedades y demonios) y en anunciarles la proximidad del Reino de Dios.
- Jesús imparte instrucciones concretas a los enviados. Estas instrucciones insisten en la necesidad de adaptarse a las situaciones e imponen pobreza de medios, para que éstos no se vuelvan más importantes que el fin y para que los apóstoles puedan proceder de manera veloz y ligera sirviendo al proyecto del que los ha enviado: «No llevéis nada para el camino: ni bastón ni alforja, ni pan ni dinero; tampoco llevéis túnica de repuesto» (v. 3). Más aún, precisamente a través de la pobreza de medios experimentarán los Doce la asistencia divina, mostrarán su disponibilidad generosa y la voluntad de confiarse únicamente a la defensa que les asegura la fuerza de la Palabra anunciada. «Cuando entréis en una casa, quedaos en ella hasta que os marchéis de aquel lugar» (v. 4). La palabra de la predicación suscita, en quien la acoge, disponibilidad y apertura y crea un clima de auténtica fraternidad que el enviado será el primero en gozar.
CLAVES para la VIDA
- Jesús había elegido a los Doce para compartir la vida y la misión con Él. Ahora les envía con poder y autoridad sobre los espíritus del mal y así proclamen la Buena Nueva del Reino. De ahí que deben ir dotados de un estilo propio: esa “pobreza evangélica” (como se le ha llamado) es el signo y el talante que debe prevalecer en esa acción evangelizadora. Además, aceptando que pueden ser rechazados por quienes se cierran a la alegre noticia.
- El grupo COMPARTE la misma Misión de Jesús: curar a los enfermos y poseídos por el mal, e iluminar con su palabra a sus oyentes. Y para realizar con LIBERTAD esta misión, son enviados “ligeros de equipaje”. Ya que así podrán experimentar la asistencia divina y el gozo de ser acogidos por quienes se abren a la Buena Nueva. ¡Muy sugerente página evangélica, y un mensaje lleno de fuerza y de actualidad! También hoy, soy convocado para asumir la Misión de Jesús, su tarea: anunciar y liberar. Y todo ello sin demasiadas trabas ni estorbos. ¡Cuántos interrogantes me plantea este relato! Y tú, hermano/a, ¿vas “ligero de equipaje” o muy cargado/a...?
ORACIÓN PARA ESTE DÍA
“Señor Jesús, GRACIAS por invitarme a compartir tu MISIÓN. Pero tú sabes de mi fragilidad y de mis limitaciones. Haz que me abra, sin condiciones, a tu propuesta”.