Los salesianos que recogen a los niños acusados de brujería 
En el último año, sólo en la región togolesa de Kara, las autoridades contabilizaron 773 casos de acusaciones de brujería a niños. Aunque este es un d…
La parroquia madrileña de Santa Catalina Labouré lleva meses sufriendo acoso por parte de un grupo ultra 
El anuncio del inicio de un proyecto de construcción de un complejo funerario, con cementerio e incluso un crematorio, ha sido la excusa que diversas …

TENDENCIAS SOCIALES

El miedo al ébola causa más estragos que la enfermedad

27/09/2014 | CampusAFRICA2014/T21

Religiosas del Sagrado Corazón de Jesus

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    Heinrich Heine donde los libros son gratis. 4. Que bate iracundo el mar. Ya el postrer astro en el cielo. Extinguió su claridad. ¡Qué triste que está mi pecho!

[PDF]Texto completo (pdf) - Dialnet

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Nos acercamos a la obra Harzreise de Heinrich Heine desde un punto de vista ... La recepción de la obra de Heinrich Heine en España ha sido objeto de


  • [PDF]Libro de las canciones Heinrich Heine - Ediciones LINTEO

    www.edicioneslinteo.com/pdfs/Poemas_Heine.pdf
    Page 1. Libro de las canciones. Heinrich Heine. Tel. 988 247 864 - linteo@edicioneslinteo.com - www.edicioneslinteo.com. Page 2. Libro de las canciones.
  • [PDF]Poemas

    www.uam.mx/difusion/.../95.../casa_del_tiempo_num95_96_23_37.pdf
    Heinrich Heine. Traducción, selección y presentación de Elisabeth Siefer. ENFANT PERDU. Así se vio a sí mismo este poeta alemán, proveniente de una ..
    "SIN DISCIPLINA NO HAY SEGUIMIENTO.
    SIN LIBERTAD, TAMPOCO
    Domingo VIII de Tiempo Ordinario
    Marcos 2,18-22
    «En aquel tiempo los discípulos de Juan y los fariseos estaban de ayuno. Vinieron unos y le preguntaron a Jesús:
    —       Los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos ayunan. ¿Por qué los tuyos no? Jesús les contestó:
    —       ¿Es que pueden ayunar los amigos del novio, mientras el novio está con ellos? Mientras tienen el novio con ellos, no pueden ayunar. Llegará un día en que se lleven al novio; aquel día sí que ayunarán. Nadie le echa un remiendo de paño sin remojar a un manto pasa­do; porque la pieza tira del manto –lo nuevo de lo viejo– y deja un roto peor.
    Nadie echa vino nuevo en odres viejos; porque revientan los odres, y se pierden el vino y los odres; a vino nuevo, odres nuevos».


    El tipo de relación que mantenemos con los demás está en fun­ción del concepto que de ellos tengamos. No tratamos por igual a un niño que a un adulto, a una persona inmadura como a una madura. En nuestras relaciones ponemos de manifiesto el concepto y el jui­cio que nos merecen. En nuestras relaciones con Dios ocurre lo mis­mo: según lo que uno piensa de Él así lo trata y así se comporta.
    Habida cuenta del concepto que Jesús mantiene y enseña sobre Dios –Padre y Amor: el propio de la parábolas del Hijo Pródigo o el Buen Samaritano–, apenas encontramos rasgos o gestos ascéticos o penitentes en su vida ni en la de sus discípulos. Presenta un modo de relación con Dios –un modelo de religión–, centrado en un cierto coraje de vivir de forma auténtica: el propio de los que destierran todo temor o miedo, toda forma de dependencia y absorción incluso en sus relaciones con Dios. Para Jesús un acto de obediencia a Dios por miedo a su castigo, no pasará de ser un gesto de cobardía. Si uno ayuna por temor no es una persona austera, sino un cobarde. San Pa­blo, siguiendo esta línea, se cansó de decir que la Ley esclaviza al hombre. Que la Ley es exigente y nunca liberadora; sólo la dimen­sión teologal, el ser como Dios manda, el ser imagen y semejanza histórica suya es a la vez exigente y liberadora.
    Jesús, con su vida y con su predicación, nos está constantemente mostrando a un Dios cuya bondad es tal que los hombres pueden sentirse comprendidos, acogidos y acompañados en sus vidas por Él. Un Dios para el que no tiene valor de redención alguno el sufri­miento de sus criaturas, es más: que no quiere el dolor ni la pena de nadie. Lo que le agrada no es el sufrimiento de sus hijos sino el amor que pueden vivir en medio de sus padecimientos. Un Dios que lo único que espera de los humanos, de sus pobres criaturas, es que se identifiquen con su Hijo.
    Para el Dios de los cristianos la disciplina corporal sólo puede re­sultar agradable en la medida en que es necesaria para el seguimien­to de Cristo. La disciplina inherente a estar vinculado al Hijo es ala­banza divina. Las otras penitencias no tienen ningún sentido ni valor. Habrá que ayunar y saber prescindir de cuanto nos impida darnos por completo a Cristo; contra lo que dificulte o impida nuestra adhe­sión a Él tendremos que luchar denodadamente, sin flaquear, sin desfallecer, con todas nuestras fuerzas.
    Ayunar, como renunciar a algo o a alguien, en ocasiones, será las forma de expresar nuestro amor a Dios. Entonces y sólo entonces sí que será valido desde el punto de vista de la religión que presenta Je­sús de Nazaret. Pero claro, expresar el amor a plazo fijo, porque toca o está mandado, es irrisorio...
    Para los judíos los tiempos de ayuno estaban fijados, porque la religión formaba parte de su tradición, de su costumbre, de su sentir­se miembros del pueblo elegido. En adelante, para los cristianos, ha­brá que elegir los lapsos, cada cual los suyos.
    Los judíos fundamentaban su religión en el cumplimiento de unos deberes. Un judío podría afirmar: soy religioso –soy fiel a Dios– «porque» ayuno. Un cristiano invertiría los términos diciendo: ayuno «para» ser religioso, –«para» ser fiel a Dios–. En el primero el ayuno es causa que justifica, en el segundo es medio para un fin.
    Nosotros no podemos aceptar el amar para cumplir deberes, eso nunca. Pero el cumplir deberes para amar, eso siempre.
    Resumiendo: el Dios de los cristianos no acepta el ayuno ni la penitencia sino cuando son necesarios para el seguimiento de Cris­to, para nuestro crecimiento en plenitud, para animarnos en el cami­no de la santidad. El ayuno o la penitencia en sí mismos no tienen valor de alabanza divina.
    Saber prescindir de lo que nos parece que es necesario, como la purificación de lo que es superfluo o inútil, será bueno, en la medida en que nos permita ver con más claridad lo esencial. En la medida en que nos prepare a saber relativizar lo relativizable, a no dar valor ab­soluto lo que es relativo y a dar valor absoluto a aquello que real­mente lo tiene...
    Desde el punto de vista cristiano la ascesis no es un conjunto de actos o gestos a realizar en tiempos prefijados o «ad tempore», du­rante un período de la vida. Es, más bien, un componente del estilo de vida. Mientras estemos con el «Novio», vinculados a Él, la asce­sis no la necesitaremos; pero será necesaria para no alejarnos de su presencia o para no separarnos de su camino.
    Jesús no arremete contra la práctica del ayuno, lo que se muestra implacable es contra todo aquello que quita o resta libertad al indivi­duo. No soporta imposición alguna, de ningún tipo. Esto es, justa­mente, lo que los judíos observantes le reprochan: esa libertad que ejerce y enseña y que ellos no tienen ni en sueños.

    Libro: Ser Como Dios Manda; Una lectura “en voz activa” de San Mateo de Benjamín Oltra Colomer. EDICEP. Pág. 36-39
    1. [PDF]LIBRO ATLAS DE TECNICAS DOSCH .pdf - Salud Sin Dolor

      www.salud-sin-dolor.com/.../LIBRO%20ATLAS%20DE%20TECNICAS...
      Mathias DOSCH en forma que por demás le agradecemos, se ha tomado el trabajo ... por ejemplo el “Manual de la Terapia Neural” de Peter DOSCH, más aún,.
    1. [PDF]El camino de la guerra - David Irving's Website

      www.fpp.co.uk/books/Hitler/ElCamino.pdf
      de D IRVING - ‎Citado por 7 - ‎Artículos relacionados
      Hitler, al que siguieron El rastro del Zorro, una gran biografía del mariscal .... el estudio de los doce años de poder absoluto que detentó Adolf Hitler. Con-.
    1. [PDF]ADOLF HITLER Discursos - Nacionalsocialismo.org

      www.nacionalsocialismo.org/Discursos%20Adolf%20Hitler.pdf
      edición completa de los discursos pronunciados por Adolf Hitlerde. 1933 a 1945. ... Adolf Hitler pronunció infinidad de pequeños discursos con ocasión de.
    1. [PDF]Mi Lucha - Adolf Hitler - Radio Islam

      www.radioislam.org/historia/hitler/mkampf/pdf/spa.pdf
      de A Hitler - ‎Citado por 93 - ‎Artículos relacionados
      Partiendo de esta consideración, el presente libro constituye la piedra fundamental que aporto a la obra común. Adolf Hitler. Escrito en el presidio de Landsberg ...
    SANTOS ARCÁNGELES MIGUEL, GABRIEL y RAFAEL. En la Biblia, desde el AT, aparecen los ángeles y sus jefes, los arcángeles, criaturas espirituales, como ministros o servidores de Dios, bien sea para llevar a los hombres los mensajes y la protección divina, bien sea para alabar al Señor y presentarle las preces de los hombres. La Iglesia celebra a tres arcángeles. Miguel, que significa «¿Quién como Dios?», es el defensor de los derechos divinos y el protector del pueblo de Dios y de la Iglesia contra las asechanzas del mal; a él se refieren Dan 10-12, Ap 12 y la carta de Judas. Gabriel, «Fuerza de Dios», es sobre todo el ángel que interviene, enviado por Dios, en los acontecimientos de la Anunciación y del nacimiento de Juan Bautista y de Jesús (Lc 1). Rafael, «Medicina de Dios», aparece en el libro de Tobías, como compañero y protector del hijo en su largo y peligroso viaje y como médico de la ceguera del padre. Con el Salmo 102 podemos rezar: «Bendecid al Señor, ángeles suyos, poderosos ejecutores de sus órdenes, prontos a la voz de su palabra».- Oración: Oh Dios, que con admirable sabiduría distribuyes los ministerios de los ángeles y los hombres, te pedimos que nuestra vida esté siempre protegida en la tierra por aquellos que te asisten continuamente en el cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
    SAN JUAN DE DUKLA. Sacerdote profeso franciscano, primero Conventual y luego Observante. Nació alrededor del año 1414 en Dukla (Polonia). Después de una breve experiencia de vida eremítica, ingresó en la Custodia de los Frailes Menores de Rusia (Rutenia). Siempre mostró una fuerte tendencia a la vida de oración y contemplación. Ordenado de sacerdote, se dedicó a la predicación y al servicio pastoral en los vastos territorios de las actuales repúblicas de Ucrania, Moldavia y Bielorrusia. A él acudían las gentes para escuchar sus predicaciones o para buscar consuelo y consejo en el confesonario. Llegado a la vejez y perdida la vista, siguió trabajando; pedía que un novicio le leyera los textos sagrados y le escribiera los sermones. Iba a tientas al confesonario, al que fue muy adicto. Falleció el 29 de septiembre de 1484 en Leópoli (hoy, Lvov, Ucrania), donde había pasado la mayor parte de su vida. Clemente XII, en 1739, lo proclamó compatrono principal del reino de Polonia y del gran ducado de Lituania. Juan Pablo II lo canonizó en 1997.


    SANTOS MIGUEL AOZARAZA y COMPAÑEROS MÁRTIRES. En la fecha de ayer, 28 de septiembre, celebramos la memoria de 16 mártires de Japón, inmolados entre 1633 y 1637, y canonizados por Juan Pablo II en 1987. En tal día como hay, 29 de septiembre, fueron martirizados los cinco santos que aquí recordamos. Miguel Aozaraza, sacerdote dominico, nació en Oñate (Guipúzcoa, España) en 1598; en 1634 marchó a Filipinas, donde estuvo evangelizando hasta que, en 1636, lo destinaron a las misiones de Japón. Guillermo Courtet, sacerdote dominico, nació en Sérignan (Francia) el año 1590. Hizo la profesión religiosa en 1608. Ordenado de sacerdote, ejerció el ministerio en su patria hasta que pasó a Madrid a fin de prepararse para ir a misiones. Marchó a Filipinas en 1634 y pronto lo destinaron a Japón en la misma expedición en que iba san Miguel.Vicente Shiwozuka, sacerdote dominico, nació en Nagasaki (Japón). Fue primero catequista en su país, y cuando llegó la persecución de 1614 marchó a Manila, donde se ordenó de sacerdote y se hizo terciario franciscano. Se le ofreció unirse a la expedición de 1636 para ir a Japón, y para integrarse mejor ingresó en la Orden de Predicadores. Lázaro de Kioto se unió a la mencionada expedición como guía e intérprete, pues era natural de Kioto, cristiano y leproso, expulsado de su país a causa de su fe y su enfermedad.Lorenzo de Manila Ruiz, seglar cristiano y padre de familia, nació en Binondo, arrabal de Manila, el año 1600. Se le acusó de complicidad en un asesinato y él su unió a la mencionada expedición. Poco después de su llagada a Japón, fueron detenidos, y tras un largo año de cárcel y suplicios, el 29 de septiembre de 1936, en Nagasaki, les aplicaron el tormento de la horca y la hoya, en el que murió Lorenzo, y seguidamente los otros fueron decapitados.
    BEATO CARLOS DE BLOIS, duque de Bretaña (Francia), sobrino de Felipe VI rey de Francia, terciario franciscano, nació el año 1318. En 1337 se casó con Juana de Penthièvre, mujer noble y virtuosa. Como hombre piadoso, afable y humilde que era, hubiera preferido vivir en la paz de un convento franciscano -decía él-, pero se vio arrastrado a continuas guerras. Cayó prisionero de los ingleses y estuvo encerrado en la Torre de Londres de 1348 a 1356; durante ese cautiverio dio pruebas de paciencia y de piedad. Liberado de la prisión, volvió a su tierra y trató de vivir en paz ocupándose de sí mismo y de su pueblo, pero de nuevo se vio envuelto en la guerra, y en la batalla de Auray (Bretaña) encontró la muerte el 29 de septiembre de 1364. Lo beatificó san Pío X, que lo propuso como modelo de caballero cristiano, buen esposo y buen gobernante, hombre adicto a la justicia y a la misericordia.
    BEATO NICOLÁS DE FORCA PALENA. Nació en Forca Palena (Abruzos, Italia) el año 1349. Ordenado de sacerdote, se dedicó al sagrado ministerio y a la contemplación en su tierra, edificando a la gente por su vida austera y devota, y por su caridad con los pobres. En una peregrinación a Roma, deseoso de una vida más recogida y austera, ingresó en una comunidad de ermitaños de la Tercera Orden Franciscana. Pasó luego con algunos compañeros a Nápoles, donde se unió a los ermitaños de Juan de Sperlonga y fundó el eremitorio de Santa María. En 1419 volvió a Roma y fundó en el Gianicolo el eremitorio de San Onofre. Conoció al beato Pedro Gambacorta, fundador de los Ermitaños de San Jerónimo, trabaron una gran amistad entre ellos y acabaron uniendo sus fundaciones. El papa Eugenio IV envió a Nicolás a Florencia, en 1434, a reformar y fundar monasterios. Después volvió a su eremitorio de San Onofre, donde vivió sus últimos años en soledad y contemplación. Murió centenario el 29 de septiembre de 1449.
    BEATO SANTIAGO DE RAFELBUÑOL (en el siglo, Santiago Mestre Iborra). Nació en Rafelbuñol (Valencia, España) el año 1909. Joven piadoso y ejemplar, de familia muy cristiana, profesó en la Orden Capuchina en 1925 y fue ordenado de sacerdote en Roma el año 1932. Allí obtuvo el grado de doctor en teología. Vuelto a su Provincia, fue vicerrector del Seminario Seráfico de Massamagrell. Cuando tuvo que cerrar el Seminario por la persecución religiosa, se preocupó de poner a salvo a los seminaristas, y luego se refugió en casa de sus padres. El 26 de septiembre de 1936 lo arrestaron cuando se presentó voluntario ante el Comité ofreciéndose a cambio de la libertad de sus hermanos y su padre. En la cárcel escuchó en confesión a los presos y consoló a todos. La noche del 28 al 29 de aquel mes de septiembre fue fusilado en Gilet (Valencia) junto con sus hermanos y el padre, mientras gritaban: «¡Viva Cristo Rey!». Es uno de losmártires valencianos beatificados por Juan Pablo II en 2001.
    BEATO FRANCISCO DE PAULA CASTELLÓ I ALEU. Nació en Alicante (España) en 1914, año en que murió su padre, que de profesión era obrero industrial. Su madre, que era maestra, se trasladó con sus hijos a Lérida y allí hizo Francisco sus primeros estudios. En 1934 obtuvo la Licenciatura en Química en el prestigioso Instituto Químico de Sarriá. En Barcelona llevó vida de intensa piedad y formó parte de la Federación de Jóvenes Cristianos de Cataluña. En 1935 regresó a Lérida y trabajó como ingeniero, jefe de sección, en la Casa Cros, y además dio clases gratuitas por la noche a los trabajadores y enseñó catecismo a niños y adultos. En julio de 1936, mientras hacía el servicio militar, fue encarcelado a causa de su militancia católica. Desde la cárcel, el mismo día del martirio, escribió cartas de despedida a su novia, a sus hermanas y tías y al P. Román, jesuita, llenas de serenidad y de entrega a las manos de Dios. El 29 de septiembre de 1936 lo mataron por arma de fuego en el cementerio de Lérida, después de que perdonara a sus verdugos.
    BEATO LUIS MONZA. Nació en Cislago (Lombardía, Italia), el año 1898, en una familia campesina. Trabajó en el campo, a los 18 años entró en el seminario y en 1925 recibió la ordenación sacerdotal, incardinado en la diócesis de Milán. El inicio de su ministerio sacerdotal estuvo marcado por todo tipo de pruebas, incluida la cárcel durante el régimen fascista. Tuvo la intuición de ver en la caridad de los primeros cristianos el medio más apto para acercarse al hombre contemporáneo y anunciarle el Evangelio de Cristo. Durante la segunda guerra mundial se esforzó en particular por ayudar a sus feligreses que estaban en el frente de batalla. En 1937 encontró el camino que el Señor le tenía preparado: fundar el instituto secular de las Pequeñas Apóstoles de la Caridad. Primero creó la asociación «Nuestra Familia» para la asistencia socio-sanitaria, la instrucción y la formación de las personas discapacitadas y menos favorecidas, sobre todo niños. Murió en Milán, a causa de un infarto, el 29 de septiembre de 1954. Fue beatificado el año 2006.
    * * *
    San Alarico (o Adelrico). Sacerdote y ermitaño en la isla de Ufnau, en el lago de Zúrich (Suiza). Su vida se sitúa en el siglo X.
    San Ciríaco (o Quiríaco). Nació en la ciudad griega de Corinto hacia el año 449. De joven emigró a Palestina, donde recibió el hábito religioso de manos de san Eutimio el Grande. Llevó una vida de extraordinario espíritu de oración y de austeridad en monasterios y eremitorios. Su sitio preferido fue una cueva situada en los alrededores de Belén, donde murió el año 557. Defendió la verdadera fe contra los errores de los origenistas.
    San Eutiquio. Obispo y mártir en Heraclea de Tracia, en el siglo III.
    San Fraterno. Obispo de Auxerre (Francia), que murió poco después del año 450.
    San Liudwino (o Ludwino). Nació en el seno de una familia noble del reino franco. Fue monje y después obispo de Tréveris (Alemania), murió en Reims (Francia) hacia el año 717, y fue enterrado en el monasterio de Mettlach (Renania, Alemania) que él mismo había fundado.
    San Mauricio. Nació en Croixanvec (Bretaña, Francia) el año 1115, en el seno de una familia campesina. Ordenado de sacerdote, se dedicó a la enseñanza, pero, deseoso de una vida retirada y contemplativa, ingresó en la abadía cisterciense de Langonnet, de la que fue elegido abad en 1150. Impulsado por su deseo de vivir en soledad, renunció a su oficio. Poco después le pidieron que asumiera la dirección del nuevo monasterio de Carnoët (Bretaña), y una vez más tuvo que aceptar la responsabilidad de abad. Fue modelo de virtud y prudencia, y el Señor le concedió el don de milagros. Murió en Carnoët el 29 de septiembre de 1191.
    San Renato Goupil. Nació en Saint-Martin-du-Bois, diócesis de Angers en Francia, el año 1608. Hizo el noviciado con los jesuitas, pero tuvo que dejarlo a causa de su sordera. Entró entonces como ayudante de las misiones jesuitas del Canadá en calidad de cirujano y enfermero. Acompañaba a san Isaac Jogues cuando cayeron en una emboscada tendida por los indios iroqueses. Los sometieron a muchos suplicios, y uno de los nativos le partió la cabeza con un hacha en Ossernenon, hoy Auresville, en el Estado de Nueva York (USA), por enseñar a los niños a hacer la señal de la cruz. Su memoria se celebra, con la de otros compañeros mártires, el 19 de octubre.
    Santas Ripsimis, Gayana y compañeras. Sufrieron el martirio en Valeroctista (Valarsapat), en Armenia, hacia el año 313.
    Beato Darío Hernández Morató. Nació en Buñol, provincia de Valencia en España, en 1880. Ingresó en los Jesuitas, en 1915 pronunció sus últimos votos y recibió la ordenación sacerdotal. Estuvo destinado en casas de Valencia, Barcelona y Palma de Mallorca. Cuando se produjo la disolución de la Compañía de Jesús, era Prepósito de la Casa Profesa de Valencia, donde desarrollaba una gran labor confesando, predicando y dando retiros. Estuvo viviendo en pobreza y huyendo de refugio en refugio, a la vez que se preocupaba por la suerte de sus hermanos de religión. Lo detuvieron y lo encerraron en la Cárcel Modelo de Valencia. El 29 de septiembre de 1936 lo sacaron y lo llevaron al Picadero, de Paterna (Valencia), donde lo fusilaron.
    Beato José Villanova Tormo. Nació en Turís, provincia de Valencia en España, en 1902. En su juventud ingresó en los Salesianos, y emitió sus votos en Carabanchel Alto (Madrid) en 1920. Ordenado de sacerdote en 1929, lo destinaron a la enseñanza, en la que desarrolló un apostolado fecundo tanto en Salamanca como en Madrid. Durante los primeros meses de la persecución religiosa vivió escondido en Madrid, continuando en la medida de lo posible el ejercicio de su apostolado. Descubierto el 29 de septiembre de 1936, fue arrestado y fusilado aquel mismo día en la capital de España.
    Beato Juan de Montmirail. Fue un preclaro caballero que se convirtió en humilde monje cuando ingresó en el monasterio cisterciense de Longpont (Francia) fundado por san Bernardo. Murió en 1217.
    Beatos Pablo Bori Puig y Vicente Sales Genovés. Son dos Jesuitas, sacerdote y hermano profeso, martirizados por los milicianos en Valencia a causa de su condición religiosa el 29 de septiembre de 1936. Pablo nació en Vilet de Maldá (Lérida, España) en 1864. Estudió en el seminario de Tarragona y se ordenó de sacerdote en 1888. El año 1891 ingresó en la Compañía de Jesús. Ejerció diversos trabajos y oficios en sus casas. En 1927 lo nombraron Procurador del Sanatorio de San Francisco de Borja, en Fontilles (Alicante), aunque seguía viviendo en Gandía. Cuando fue disuelta la Compañía, marchó a Valencia y fue el director espiritual de los jesuitas en dispersión. Estuvo acogido en el Asilo de las Hermanitas, en el que prestaba sus servicios religiosos. Fue detenido y asesinado junto con el H. Vivente Sales. Vicente nació en el Grao de Valencia el año 1881 de padres labradores. Fue un joven piadoso y caritativo que frecuentaba los hospitales para atender a los enfermos. Siguiendo el ejemplo de un hermano suyo, ingresó en la Compañía el año 1915, en la casa noviciado de Gandía. Cuando la Compañía fue disuelta, marchó a Valencia y estuvo en el Asilo de las Hermanitas, dando ejemplo de piedad y servicialidad, hasta que lo detuvieron junto con el P. Pablo Bori.
    Beatos Virgilio y Francisco Edreira Mosquera. Son dos hermanos carnales, nacidos en La Coruña (España) en 1909 y 1914 respectivamente, Salesianos profesos y candidatos al sacerdocio, que ingresaron en el noviciado de Mohernando (Guadalajara), y emitieron la profesión religiosa en 1931 Virgilio y en 1932 Francisco. Al primero, en vista de sus cualidades intelectuales y morales, lo destinaron a la casa de formación de Carabanchel Alto (Madrid) para el trienio de prácticas. Al segundo, después del estudio de la filosofía, lo destinaron al Colegio de San Miguel Arcángel de Madrid para el trienio de prácticas. Cuando llegó la persecución religiosa del 36, tuvieron que dejar sus conventos y buscar dónde refugiarse. El 29 de septiembre de 1936, los reconocieron como religiosos y los fusilaron en Madrid. Tenían 26 y 21 años respectivamente.

    PARA TENER EL ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN
    Pensamiento bíblico:
    «Bendecid al Señor, ángeles suyos, poderosos ejecutores de sus órdenes, prontos a la voz de su palabra. Bendecid al Señor, ejércitos suyos, servidores que cumplís sus deseos. Bendecid al Señor, todas sus obras, en todo lugar de su imperio. ¡Bendice, alma mía, al Señor!» (Salmo 102,19-22).
    Pensamiento franciscano:
    De la carta de san Francisco a los fieles: «El altísimo Padre anunció desde el cielo, por medio de su santo ángel Gabriel, que enviaría su Palabra, tan digna, tan santa y gloriosa, al seno de la Virgen María, y de él recibió la verdadera carne de nuestra humanidad y fragilidad. Él, siendo rico, quiso elegir, con la bienaventurada Virgen, su Madre, la pobreza en el mundo» (2CtaF 4-5).
    Orar con la Iglesia:
    Pidamos al Señor, a quien alaban y sirven los ángeles, que escuche nuestras oraciones por la Iglesia y por todos los hombres.
    -Para que el arcángel san Miguel proteja a la Iglesia y a todos los cristianos en su lucha contra el pecado y toda forma de mal.
    -Para que el arcángel san Rafael acompañe a la Iglesia y a los cristianos en su peregrinación por el mundo y les cure sus dolencias.
    -Para que el arcángel san Gabriel nos ayude a comprender las palabras de Dios y nos enseñe a ser sus testigos.
    -Para que, por manos de los santos ángeles, suban hasta la presencia de Dios las ofrendas y las oraciones de la Iglesia y de cada uno de nosotros.
    Oración: Te pedimos, Señor, que tus santos arcángeles nos protejan en nuestra peregrinación por esta vida y nos conduzcan después a la patria eterna. Te lo pedimos, Padre, por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
    * * *
    LOS SANTOS ARCÁNGELES
    Del discurso de S. S. Benedicto XVI
    a la comunidad eclesial y civil de Castelgandolfo (29-IX-08)
    La liturgia de hoy nos invita a recordar a los santos arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael. Cada uno de ellos, como leemos en la Biblia, cumplió una misión peculiar en la historia de la salvación. Queridos hermanos y hermanas, invoquemos con confianza su ayuda, así como la protección de los ángeles custodios, cuya fiesta celebraremos dentro de algunos días, el 2 de octubre. La presencia invisible de estos espíritus bienaventurados nos es de gran ayuda y consuelo: caminan a nuestro lado y nos protegen en toda circunstancia, nos defienden de los peligros y podemos recurrir a ellos en cualquier momento. Muchos santos mantuvieron con los ángeles una relación de verdadera amistad, y son numerosos los episodios que testimonian su ayuda en ocasiones particulares. Como recuerda la carta a los Hebreos, los ángeles son enviados por Dios «a asistir a los que han de heredar la salvación» (Heb 1,14), y, por tanto, son para nosotros un auxilio valioso durante nuestra peregrinación terrena hacia la patria celestial.
    LAS PARÁBOLAS EVANGÉLICAS. PENSAMIENTOS
    Benedicto XVI, Ángelus de los días 30-IX-07 y 28-IX-08
    Hoy el evangelio de san Lucas presenta la parábola del hombre rico y del pobre Lázaro (cf. Lc 16,19-31). El rico personifica el uso injusto de las riquezas por parte de quien las utiliza para un lujo desenfrenado y egoísta, pensando solamente en satisfacerse a sí mismo, sin tener en cuenta de ningún modo al mendigo que está a su puerta. El pobre, al contrario, representa a la persona de la que solamente Dios se cuida: a diferencia del rico, tiene un nombre, Lázaro, que significa precisamente «Dios le ayuda». A quien está olvidado de todos, Dios no lo olvida; quien no vale nada a los ojos de los hombres, es valioso a los del Señor. La narración muestra cómo la iniquidad terrena es vencida por la justicia divina: después de la muerte, Lázaro es acogido «en el seno de Abrahán», es decir, en la bienaventuranza eterna, mientras que el rico acaba «en el infierno, en medio de los tormentos». Se trata de una nueva situación inapelable y definitiva, por lo cual es necesario arrepentirse durante la vida; hacerlo después no sirve para nada.

    La liturgia de hoy (Domingo XXVI-A) nos propone la parábola evangélica de los dos hijos enviados por el padre a trabajar en su viña. De estos, uno le dice inmediatamente que sí, pero después no va; el otro, en cambio, de momento rehúsa, pero luego, arrepintiéndose, cumple el deseo paterno. Con esta parábola Jesús reafirma su predilección por los pecadores que se convierten, y nos enseña que se requiere humildad para acoger el don de la salvación. También san Pablo nos exhorta a la humildad: «No hagáis nada por rivalidad, ni por vanagloria -escribe-, sino con humildad, considerando cada cual a los demás como superiores a sí mismos» (Flp 2,3). Estos son los mismos sentimientos de Cristo, que, despojándose de la gloria divina por amor a nosotros, se hizo hombre y se humilló hasta morir crucificado (cf. Flp 2,5-8). El verbo utilizado -ekenosen- significa literalmente que «se vació a sí mismo», y pone bien de relieve la humildad profunda y el amor infinito de Jesús, el Siervo humilde por excelencia.
    Reflexionando sobre estos textos bíblicos, he pensado inmediatamente en el Papa Juan Pablo I. Eligió como lema episcopal: Humildad. Una sola palabra que sintetiza lo esencial de la vida cristiana e indica la virtud indispensable de quien, en la Iglesia, está llamado al servicio de la autoridad. En una de las cuatro audiencias generales que tuvo durante su brevísimo pontificado, dijo entre otras cosas, con el tono familiar que lo caracterizaba: «Me limito a recordaros una virtud muy querida del Señor, que dijo: "Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón"... Aun si habéis hecho cosas grandes, decid: siervos inútiles somos». Y agregó: «En cambio la tendencia de todos nosotros es más bien lo contrario: ponerse en primera fila».
    En el evangelio Jesús nos invita a la escucha obediente de la palabra del Señor y al cumplimiento fiel de la voluntad divina. Las enseñanzas de Jesucristo, cuando son acogidas con una fe profunda, sencilla y dócil, transforman la vida de toda persona, de cualquier clase y condición, y muestran cuál es el camino que conduce al reino de Dios.
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    EL NOMBRE DE «ÁNGEL»
    DESIGNA LA FUNCIÓN, NO EL SER

    San Gregorio Magno, Homilía 34 sobre los evangelios (8-9)
    Hay que saber que el nombre de «ángel» designa la función, no el ser del que lo lleva. En efecto, aquellos santos espíritus de la patria celestial son siempre espíritus, pero no siempre pueden ser llamados ángeles, ya que solamente lo son cuando ejercen su oficio de mensajeros. Los que transmiten mensajes de menor importancia se llaman ángeles, los que anuncian cosas de gran trascendencia se llaman arcángeles.
    Por esto, a la Virgen María no le fue enviado un ángel cualquiera, sino el arcángel Gabriel, ya que un mensaje de tal trascendencia requería que fuese transmitido por un ángel de la máxima categoría.
    Por la misma razón, se les atribuyen también nombres personales, que designan cuál es su actuación propia. Porque en aquella ciudad santa, allí donde la visión del Dios omnipotente da un conocimiento perfecto de todo, no son necesarios estos nombres propios para conocer a las personas, pero sí lo son para nosotros, ya que a través de estos nombres conocemos cuál es la misión específica para la cual nos son enviados. Y, así, Miguel significa: «¿Quién como Dios?», Gabriel significa: «Fortaleza de Dios», y Rafael significa: «Medicina de Dios».
    Por esto, cuando se trata de alguna misión que requiera un poder especial, es enviado Miguel, dando a entender por su actuación y por su nombre que nadie puede hacer lo que sólo Dios puede hacer. De ahí que aquel antiguo enemigo, que por su soberbia pretendió igualarse a Dios, diciendo: Escalaré los cielos, por encima de los astros divinos levantaré mi trono, me igualaré al Altísimo, nos es mostrado luchando contra el arcángel Miguel, cuando, al fin del mundo, será desposeído de su poder y destinado al extremo suplicio, como nos lo presenta Juan: Se trabó una batalla con el arcángel Miguel.
    A María le fue enviado Gabriel, cuyo nombre significa: «Fortaleza de Dios», porque venía a anunciar a aquel que, a pesar de su apariencia humilde, había de reducir a los Principados y Potestades. Era, pues, natural que aquel que es la fortaleza de Dios anunciara la venida del que es el Señor de los ejércitos y héroe en las batallas.
    Rafael significa, como dijimos: «Medicina de Dios»; este nombre le viene del hecho de haber curado a Tobías, cuando, tocándole los ojos con sus manos, lo libró de las tinieblas de su ceguera. Si, pues, había sido enviado a curar, con razón es llamado «Medicina de Dios».
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    SAN FRANCISCO DE ASÍS (1181-1226)
    por Jacques Vidal, OFM
    2. Religión (II)
    La vuelta al Cristo de los evangelios confiere a la religión de Francisco su forma de plenitud. Es su navidad, su pascua y su ascensión. Realiza su pentecostés según la índole de su persona y de su época. Su experiencia se hace palabra. Francisco por su parte, anuncia lo que conoce: la gozosa participación en una misma herencia. Esta predicación, que el papa Inocencio III aprueba (1209), posee la autoridad de una fuente. Su agua viva gusta a pobres y a ricos, a hombres y a mujeres, a clérigos y a laicos.
    Francisco reúne algunos discípulos y atrae a Clara de Asís (domingo de ramos de 1212). La solidaridad que proclamaba el joven convertido se convierte en camino de fraternidad. Aparecen comunidades de oración y de apostolado entre los pobres, los pequeños, los minores (Rivo Torto, Porciúncula). Cuando forman un árbol, o cuando la cepa se hace viña, Francisco compone una Regla, que redacta dos veces (1221 y 1223) y que el papa Honorio III aprueba el 29 de noviembre de 1223. Ha nacido una orden religiosa. Su modelo se extiende a las hermanas clarisas; también a las fraternidades de hombres y mujeres del siglo. «La regla y vida de los frailes menores consiste en observar el santo evangelio de Nuestro Señor Jesucristo».
    La religión de Francisco, convertida en orden, no está exenta de un elemento trágico. El peso del número, los excesos de unos y los compromisos de otros alteran la fidelidad de los comienzos. Los hermanos dudan en reconocer el evangelio de la salvación en la figura cotidiana de una Iglesia y de un feudalismo que se transforman. Entran en conflicto de espiritualidad. Francisco, por su parte, les exhorta (Admoniciones). Le gusta poco argumentar, pero sabe mostrar la humildad de Dios trabajando en la creación.
    A través de sus hermanos, su religión penetra en la historia de los hombres deseosos de una sociedad mejor. Gana en longitud y en anchura. Al precio de las tempestades de la época, que él asume, se hace aún más hijo del hombre en la gracia del espíritu de devoción, que le convierte en hijo de Dios. Pone de manifiesto su catolicidad (Cartas), experiencia de unidad cuya realidad garantiza la eucaristía, el cuerpo de Cristo en el seno de una Iglesia de clérigos y de laicos. Esa catolicidad es paciencia de la caridad, en la que todos los caminos pueden encontrarse. Es el lugar del bien reparador. La crisis de la orden, de la Iglesia y del mundo medieval, libera la fuente de una experiencia de fraternidad más radical y más universal (Oraciones). Francisco va repitiendo su mensaje a aquellos que se hallan enfrentados: «Paz y bien».
    Luego entra en el secreto de una santidad que la Iglesia proclamará el 16 de julio de 1228 (Gregorio IX). Enfermo, obligado a dimitir de su cargo en la orden, sube su propia montaña, el Alverna. Incrustado en la roca, en estado de oración y de meditación, recibe los estigmas de la pasión de Cristo. La visión de un serafín crucificado imprime las llagas en su carne. La contemplación se ha convertido en conformidad. Le arde un mensaje de gracia y siente que debe descender. Agotado, casi ciego, hace un alto en el huerto de la hermana Clara. En la choza que le abriga compone el Cántico de las criaturas. El verbo de un pobre restituye el universo a su verdad, el hombre a su perdón, la muerte a su remisión. Todo simboliza la unión en la castidad de un abrazo. El «hermano sol» brilla en un apocalipsis de alabanza, para gloria del único Señor. Desplegada la bóveda de una especie de «beatitud original» (Pablo VI), Francisco se encamina hacia Asís para expirar, en la Porciúncula, al atardecer del sábado 3 de octubre de 1226.

    San Jerónimo, Doctor de la Iglesia

    San Jerónimo, Doctor de la Iglesia.

    Nació en Dalmacia, Yugoslavia, en el año 342. San Jerónimo, cuyo nombre significa "el que tiene un nombre sagrado", dedicó toda su vida al estudio de las Sagradas Escrituras, y es considerado uno de los mejores, -si no el mejor-, en este oficio.

    En Roma estudió latín bajo la dirección del más famoso profesor de su tiempo, Donato, quien era pagano. El Santo llegó a ser un gran latinista, muy buen conocedor del griego y de otros idiomas, pero muy poco conocedor de los libros espirituales y religiosos.

    Pasaba horas y días leyendo, aprendiendo de memoria a los grandes autores latinos, Cicerón, Virgilio, Horacio, Tácito, y a los autores griegos, Homero y Platón. Pero casi nunca dedicaba tiempo a la lectura espiritual.

    Dispuso irse al desierto a hacer penitencia por sus pecados, especialmente por su sensualidad que era muy fuerte, por su terrible mal genio y su gran orgullo.

    Pero allá, aunque rezaba mucho, ayunaba y pasaba noches sin dormir, no consiguió la paz, descubriendo que su misión no era vivir en la soledad.

    De regreso a la ciudad, los Obispos de Italia, junto con el Papa, nombraron como Secretario a San Ambrosio. Mas como éste cayó enfermo, San Jerónimo asumió el cargo, que desempeñó con mucha eficiencia y sabiduría.

    Viendo sus extraordinarios dotes y conocimientos, el Papa San Dámaso lo nombró como su secretario, encargado de redactar las cartas que el Pontífice enviaba, y designándolo luego traductor de la Biblia.

    Las traducciones de la Biblia que existían en ese tiempo, tenían muchas imperfecciones de lenguaje y varias imprecisiones o traducciones no muy exactas.

    Jerónimo, que escribía con gran elegancia el latín, tradujo a este idioma las Sagradas Escrituras en su totalidad. Esa traducción, llamada "Vulgata" , o traducción hecha para el pueblo o vulgo, fue la Biblia oficial en la Iglesia Católica durante 15 siglos.

    Alrededor de los 40 años, San Jerónimo fue ordenado sacerdote. Pero sus altos cargos en Roma y la dureza con la cual corregía ciertos defectos de la alta clase social, le trajeron envidias.

    Sintiéndose incomprendido y hasta calumniado en Roma, donde no aceptaban su modo enérgico de corrección, resolvió alejarse de ahí para siempre y se fue a Tierra Santa.

    Sus últimos 35 años los pasó en una gruta junto a la Cueva de Belén. Varias de las ricas matronas romanas que él había convertido con sus predicaciones y consejos, vendieron sus bienes y se fueron también a Belén a seguir bajo la dirección espiritual del Santo.

    Con el dinero de esas señoras, construyó en aquella ciudad un Convento para hombres, tres para mujeres y una casa para atender a los que llegaban de todas partes del mundo a visitar el sitio donde nació Jesús.

    Con tremenda energía escribía contra los herejes que se atrevían a negar las verdades de nuestra religión.

    La Santa Iglesia Católica ha reconocido siempre a San Jerónimo como un hombre elegido por Dios para explicar y hacer comprender mejor la Biblia, por lo que fue nombrado Patrono de todos los que en el mundo se dedican a hacer entender y amar más las Sagradas Escrituras.

    Murió el 30 de septiembre del año 420, a los 80 años.