Libre quiso ser, sin mochila, sin techo, con bolsas de piel bajo sus pestañas, clavó su mirada hacia un sur desconocido, imaginó sus mañanas, y vio su hoy día tan estresado y triste. Quiso ser matemático y contar cada paso que daría, metricamente medir cada posibilidad, y calcular durante semanas un plan infalible para escapar.
Pero seguía siendo hoy, y apenas terminaba el día, enseguida llegaba otro a su reemplazo, encargado de cambiar nada en absoluto en el paisaje. Aun sin zapatos, sin cama y con demasiada sangre en sus ojos, despegó su mirada del futuro, miró sus pies descalzos, sintió sus cadenas punzantes amarrándolo  a un destino incierto, tentándolo a vivir en una oficina o en un supermercado, oyó voces que gritaban beneficios, bonos permanentes, sueldos honoríficos, pensiones al precio del mercado.
Una mañana en su puerta le fueron a hablar sobre la palabra del progreso, "naciste pobre, que le va'i a hacer, ahora debes esforzarte, estudia, sácate buenas notas, se un profesional...te irá bien...tendrás tiempo para estar en familia, los domingos en la tarde en el almuerzo, luego, como todos debes ir a trabajar...ganarás bien. A sacarse la cresta, no más, como todos pues mijo, hay que esforzarse...que importa si se esta barriendo una calle...es un trabajo digno. El trabajo te hace digno, disfrútalo, quiérelo".
No le dieron tiempo para responder nada, sin posibilidad de contraargumentación y lo peor era que había firmado un contrato con su silencio, debería haber gritado cuando aún era tiempo, pero no lo hizo.
Y apareció en sus días un viejo de pecho alto, de zapatos caros, de opulenta barriga y de ojos descansados, lo trató como mascota, lo amenazó para que cumpliera cada orden que daría, dijo que no le preocupaba si le decías señor o si los tratabas por su nombre, dijo que era moderno, democrático, que si queria salir un dia antes se lo pidiera con antelación, que no dudaría en ayudarme, que se hacía tarde y había que limpiar, que el por mientras mandaría un correo, que no olvidara secar su sudor con toallas, que mañana llegaria algo mas tarde por que tenia cosas que hacer, que ahora empezaban sus vacaciones y volvía en un mes, que esperaba que estuviera todo en orden a la vuelta, que yo era muy bueno, que tendría mejor sueldo desde ahora, me lanzó unos huesos, y espero mi sonrisa de vuelta, quería verme contento, me convenía y al mismo tiempo lo ayudaba a el, dijo que si sus empleados estaban felices el estaba feliz...que sonriera todo el tiempo que estuviera alli, y todo el tiempo estuve ahi, lo cansó, se compró una mochila, y zapatos,y un celular, y unos libros, y unos lentes ópticos, nunca tuvo problemas de vista pero la pantalla del computador todo el día le estropearon los ojos, y una chaqueta, y una consola, y una tele nueva, y consiguió una novia, que quería comer afuera, e ir al cine, y hacer cosas, salir a bailar, cocinar cosas ricas, e ir al mall.
Se sentía horrible, vacío, sumido en la miseria de vivir para otro, decidió no ir a la tortura ese día, y dormir toda la tarde, toda la noche y los días venideros, despertó luego de 5 minutos que sintió como si fueran 2 segundos, tocaban la puerta. Venían a hablarle de la palabra del respeto "hay gente que no piensa como tu , pero tienes que respetarla, respetar es valorar la opinión del otro, es ser empático ¿cachay? ponerse en el lugar del otro, en sus pantalones. También debes respetar a tus superiores, a los adultos, a las autoridades y a la sociedad, ella te respeta a ti, te pide tu opinión..."
Gritó durante 50 minutos insultos en todos los tonos posibles, pero ya se hacía tarde y era hora de ir a trabajar.