De gaseros y otros acuerdos que siguen en el aire


26.10.13 - 00:15 -
Navantia se encuentra en una situación de extrema gravedad ante la falta de carga de trabajo en sus plantas, especialmente en las dos factorías de la Bahía: San Fernando y Puerto Real. La compañía lleva sin firmar un contrato de construcción naval desde finales de 2007. Hasta ahora ha vivido de las rentas que le han aportado los contratos con la Marina australiana, los patrulleros de Venezuela y el último coletazo inversor de la Armada española. Sin embargo, su departamento comercial no ha cesado en buscar nuevos acuerdos. Así, ha desplegado más de una treintena de acciones comerciales por veinte países, pero la crisis económica, la caída de la inversión pública en material de defensa y la competencia de los astilleros asiáticos han dado al traste con el negocio de la construcción naval militar. La compañía española, pese a todo, tiene echadas las redes en varios puntos del planeta a la espera de que los gobiernos de turno decidan sobre los concursos abiertos para la renovación de sus flotas. Este es el caso de Catar, donde la abdicación el pasado verano del emir Hamad bin Jalifa al Thani sobre su hijo y heredero, el jeque Tamim bin Hamad al Thani, enfrió un sustancioso contrato para la construcción de una docena de buques de guerra para el emirato. Están en juego la construcción de seis patrulleros, cuatro fragatas y un buque logístico. España está muy bien posicionada en este concurso, pero también pujan por un trozo de este pastel Alemania y Francia. La dirección de Navantia confía en una visita institucional del Rey Juan Carlos a Catar para dar el empujón definitivo al contrato que, todo apunta, será compartido. 


Arabia Saudí tampoco ha resuelto su concurso para la construcción de doce fragatas, mientras que Turquía espera mejores momentos para adjudicar el contrato para la construcción de un portaaviones similar al 'Juan Carlos I'. En la misma situación se encuentra Brasil que, en plena efervescencia de Mundial y Olimpiadas, anunció la renovación de su flota con cinco nuevas fragatas. 

Quizás el segundo contrato, junto con el que se prevé firmar n 2014 con Australia para la construcción de dos barcos de apoyo, venga de la mano de dos empresas españolas: Repsol y Gas Natural. Ambas se han hecho con la explotación de una ruta gasística entre Japón y Estados Unidos. Este consorcio empresarial necesita, al menos, cuatro barcos gaseros para transportar la producción y se espera que Navantia, tras la mediación del Gobierno español, se lleve el gato al agua. De momento, hay muchos anzuelos en el agua, pero ninguno ha picado para salvar los astilleros. La empresa tiene un agujero de 300 millones de euros y el próximo 4 de diciembre aprobará un plan de saneamiento para ahorrar y reducir costes.