No ayuda

EL CHAFLÁN


foto de Carlos Agulló Leal
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Ayer se cumplió un año desde que, con el padrinazgo del presidente de la Xunta, Barreras y Navantia suscribieron un compromiso con la mexicana Pemex para construir en Galicia dos buques. Ayer, la casualidad, tal vez, quiso que se pospusiese de nuevo la adjudicación del concurso para contratar los trabajos para los que, pese a que desde hace un año se vienen dando por seguro que se harán aquí, han concurrido una treintena de astilleros de todo el mundo.

Evitemos -de nuevo- caer en la tentación de pensar que aquel compromiso, que también quizás por casualidad coincidió con un proceso electoral, se va a esfumar. Pero reconozcámoslo: el paso del tiempo no ayuda. Sobre todo, porque a medida que pasan los meses acumulando dudas, los astilleros se vacían de personal, que se va al paro o a la emigración. Alguno se reinventa, como el exdelineante de Navantia que triunfa en Uruguay. Pero la mayoría se suman a la procesión de la desesperanza que está matando a Ferrolterra, una comarca que estaba llamada a formar parte del pujante eje que iba a colocar a Galicia en la vanguardia de la recuperación.

Por desgracia, resulta imposible vender algo de optimismo. No es por falta de ganas, pero las circunstancias no ayudan. No ayuda que el presidente de la compañía con más de cincuenta misiones comerciales abiertas por el mundo adelante diga que Navantia tiene modelos y productos obsoletos. No ayuda que el presidente de la Xunta no saque unos minutos para hablar con los representantes de los trabajadores de un sector y una comarca moribundos. O que se congele el proyecto del tren al puerto exterior, plataforma para la diversificación. No ayuda.