Casi como todos, con un despacio despertar, un cansancio cotidiano y esa desesperante sensación de nada está mal. Esa agotadora caminata a lo mismo, a lo diario; quizás un leve dolor de cabeza que con un par de aspirinas se calma...se calma lo único emocionante y problemático del día, de esta corriente mañana.
Estúpidos días llevaderos, mesuradamente agradables, tibios y pasables. Días sin descontento, sin desesperanza, sin malestares importantes sólo imaginarios.

Viviendo ya, antes, los días queridos llenos de lagrimas y penas, de esa agonía emocional...aquellos días amables vacíos de ganas, que te dejan en el borde del abismo, amables...adorables días.
Cariñosos días donde la asquerosa y reluciente ciudad, llena de espantosas luces y de esa maldita parafernalia te produce un vomitivo deseo de escapar; esa enferma actitud "pequeño burguesa"..'Buenos días', 'Gracias', 'De nada'.
Además esa maldita casa, con sus gritos horribles y con sus soniditos brasileños noche y día...pene , vagina, pene , vagina....a ellos la vida igual se les va, sólo que sin pensar, sin amar aquellos días en que caer es disfrutar.