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Pero una mano la detuvo entre tanta locura. Esa que tantas veces había sentido.. y que reconoció al instante. Ahí estaba.. la razón, la única, por la que valía la pena vivir. La que se había ido de su vida para siempre por ese maldito accidente de auto. Su "ángel de la guarda", como le gustaba llamarlo. El, estaba frente a ella. Pálido, inmutable. Pero, con esa característica dulzura en su mirada, lo unico que no habian podido robarle. Esos hermosos y grandes ojos café. Al verla, sonrió inmensamente. La abrazó, diciéndole al oído "Te extrañe mi amor". Un mar de lagrimas broto de los ojos de la muchacha.

Caminaron juntos, ajenos a todo, y a todos. Charlaron como siempre, como nunca. Y emprendieron un largo camino hacia algun lugar. Donde ese impedimento de la fisica, no existia. Donde solo eran necesarios sus corazones.