Estracto de la próxima novela ESTACIÓN DE DESAMPARADOS

El azar una vez más jugó a favor tuyo, Chico Ostra. Ya hace varios años una espuma de mar te había dicho que no seas tonto y que vayas aprisa a dejar un trabajo a un concurso. Poco tiempo después una carta te avisaría que habías obtenido un premio que luego te permitiría comprar tus equipos para así ser lo que siempre quisiste ser: camarógrafo de matrimonios y quinceañeros. O sea, testigo siempre testigo de la felicidad de los otros. Testigo bizarro testigo de los besos de otros.

Pasó mucho tiempo y te me volviste a caer. ¿Pero por qué Chico Ostra? Si sabías bien que regresar con ella te haría tanto mal. Ambos tuvieron muchas alegrías e igual cantidad de tristezas. Y terminaste sufriendo mucho así como tu espuma de mar.

Y las cosas con las que te sale esta vida emborrachada de sorpresas. Viajaste lejos muy lejos, y conociste a una espuma de mar idéntica a tu primerísimo primer gran amor. Incluso llevaba su mismo nombre. Aunque era más joven, eso sí, y menos neurótica... Un inyectable sacó otro inyectable. Entonces Ella te ayudó a entender que el azar, como te dijo una vez tu amigo de nombre Paul Auster, era relativo, y vital a la vez.

Ese fatídico mes de abril, volviste a recibir la noticia de que una obra tuya había ganado otro premio.

Derepente, tu disco duro soltó YOU BELONG TO ME, de Bob Dylan, te acordaste de Bender (futurama), y corriste a encender la tevé.

Ese fatídico mes de abril, también, dejaste la plancha enchufada sobre aquel polo de Slayer, el reining blood, que tanto te gustaba usar. Pero esta vez, ya no te pusiste a llorar.