EL CAUTIVO DE SANTA GENOVEVA OFRECIÓ SUS MANOS EN EL TIRO DE LÍNEA


Nuestro Padre Jesús Cautivo, de la Hermandad de Santa Genoveva, volvió este primer viernes de marzo a ofrecer sus manos a su gente, a su barrio del Tiro de Línea, y a cuantos cofrades quisieron buscar en ellas el consuelo, la ayuda, el apoyo y la esperanza ante quién sabe cuántas dificultades y preocupaciones. Y quién sabe también cuántos agradecimientos quedarían depositados en forma de beso en esas manos atadas que el próximo Lunes Santo arrastrarán a tantos vecinos camino del centro de la ciudad.
Con su túnica lisa de color morado, el largo cíngulo dorado, el alfiler con su advocación y potencias, el Cautivo de Santa Genoveva estaba en el presbiterio de la parroquia, colocado directamente en el suelo, facilitando así el acceso de los devotos, a lo que contribuía una doble rampa con barandilla en los extremos. Un marco de madera dorada decoraba la peana de la imagen.
Alrededor del Señor, colocado sobre una gran alfombra con el escudo de la hermandad, había dos candelabros de plata con altas velas blancas, dos jarras de flores sobre columnas con fuste de apariencia marmórea y capitel dorado de estilo corintio, y cuatro grandes blandones dorados, dos a la altura de la imagen y los otros dos delante.
Al fondo, con el retablo de la parroquia cubierto por cortinas de terciopelo rojo, veíamos a la Virgen de las Mercedes vestida de hebrea junto a la imagen de San Juan Evangelista, entre un gran número de candeleros con cera blanca, varias jarras con más flores y un manifestador de plata con un relicario delante.
Completaba el montaje del besamanos a Jesús Cautivo la presencia de los dos ángeles mancebos que lo flanquean en su paso procesional, aunque aquí no portaban un candelabro con un guardabrisa, como el Lunes Santo, sino las banderas que forman parte de los cortejos de nazarenos del Señor y de la Virgen.



























LA HERMANDAD DE SAN PABLO DESAFÍA A LA LLUVIA Y CELEBRA SU VÍA CRUCIS


La Hermandad de San Pablo ha celebrado esta noche por las calles del barrio del Polígono su tradicional vía crucis con la imagen de Nuestro Padre Jesús Cautivo y Rescatado. Un vía crucis, otro más, que se ha visto perjudicado por la estricta norma diocesana que impide que en estos cultos las imágenes salgan de las calles que pertenecen a sus feligresías.
En este caso, la norma ha evitado que el Señor Cautivo visitara las residencias de ancianos más próximas a la Parroquia de San Ignacio de Loyola. Los residentes se han quedado sin ver al Señor y se han convertido en las víctimas de una norma a todas luces innecesaria y completamente arbitraria.
Por ello, y también por las malas previsiones meteorológicas, la junta de gobierno optó por un recorrido más reducido que el de años anteriores. Y aunque la incertidumbre sobre la salida o no del vía crucis ha estado presente hasta el mismo momento de la salida, dada la lluvia que ha caído durante todo el día (la última vez poco antes de la hora prevista para salir), la Hermandad de San Pablo no ha seguido los pasos de la Macarena, cuyo Señor de la Sentencia se ha quedado en la Basílica, y el Cautivo del Polígono sí que ha podido recorrer las calles.
Minutos más tarde de las siete y media de la tarde comenzaba a salir el cortejo, encabezado por la antigua cruz de guía de la hermandad, recuperada en 2015 debido al excesivo peso de la cruz dorada utilizada entre 2009 y 2014. Seguían dos tramos de hermanos con cirios de color blanco, separados por el estandarte corporativo.



Un trío de capilla de la Banda de Música María Santísima de la Victoria, de Las Cigarreras, acompañaba al Cautivo en este vía crucis por delante del cuerpo de acólitos. Detrás, cerraba el cortejo el Señor llevado en andas por sus hermanos. José Zambrano, capataz general de la hermandad, las guiaba por las calles del Polígono.
El propio llamador del paso de misterio es el que iba en estas andas, que contaban con lirios morados como exorno floral. El Señor Cautivo y Rescatado, por su parte, vestía túnica de terciopelo morado con el escapulario trinitario, y lucía potencias y un alfiler con su advocación prendido del cíngulo. Cuatro hachones con cera color tiniebla iluminaban las andas, aunque el aire que había por momentos dificultaba mantenerlos encendidos.















Por la calle a la que da nombre la Virgen del Rosario, tras recorrer algunas de las que conforman esta parte del barrio, regresó a la Parroquia de San Ignacio de Loyola el Señor Cautivo y Rescatado. Ante la misma puerta de entrada al templo se detuvieron las andas para el rezo de la penúltima estación del vía crucis.
Después, se produjo la entrada alrededor de las nueve y cuarto de la noche, rezándose la última de las estaciones antes de que los hermanos colocaran el Señor en el presbiterio del templo.

  













Con el Cautivo y Rescatado ya en el presbiterio, el hermano mayor de la Hermandad de San Pablo, José Luis Pérez, tomó la palabra para agradecer a los cofrades su participación en el vía crucis, pese al frío y la amenaza de lluvia, y deseó que el próximo Lunes Santo también puedan salir a la calle, como no pudo ser en 2016, en este caso para dirigirse a la Catedral.