BESAMANOS A LA ENCARNACIÓN DE JEREZ, EN LA PARROQUIA DE SAN MIGUEL


La Hermandad del Santo Crucifijo de la Salud de Jerez celebró el pasado domingo el besamanos a María Santísima de la Encarnación. Si el Miércoles de Ceniza era el crucificado de José de Arce el que se exponía en besapié, cuatro días después era la dolorosa de Antonio Castillo Lastrucci la que ofrecía sus manos a los devotos en la monumental Parroquia de San Miguel de la ciudad gaditana.
La Virgen de la Encarnación fue situada para este besamanos en la capilla sacramental, donde un pasillo formado por grandes blandones de plata con cera blanca y altas jarras con azucenas marcaban el camino hacia las manos de la dolorosa de la hermandad que abre la Madrugada del Viernes Santo en la Semana Santa jerezana.
Un manto de terciopelo azul liso y una saya del mismo color con bordados en oro conformaban la vestimenta de la Virgen de la Encarnación, además de la toca de sobremanto que en ocasiones lleva bajo su palio en la estación de penitencia. Lucía además una corona de plata, un puñal y un broche en el pecherín, y varios rosarios en las manos. En la izquierda sujetaba también una corona de espinas de plata, mientras que era la derecha la que daba a besar. A sus pies había una media luna de plata y estaba elevada sobre una peana también de plata entre faroles.
Detrás de la Virgen estaba la cruz de guía de la hermandad flanqueada por los ángeles mancebos portando faroles que la acompañan cada año bajo palio, seis candeleros con cirios de color blanco y dos jarras de pequeño tamaño también con azucenas.