Treinta años de veto a Astano que expiran a final de año


Navantia tiene en Ferrol a 2.000 trabajadores infrautilizados en tareas menrores

Grúas del astillero de Navantia en Ferrol / gabriel tizón

El puente de As Pías marca la frontera entre Fene y Ferrol para cualquiera que acceda por la carretera N-VI. Lo reciben dos letreros: uno promociona la almeja babosa de los bancos de la ría y el segundo cuenta los meses para que expire el veto civil de la Unión Europea a la antigua Astano. Faltan ocho meses pero han pasado 30 años desde que Bruselas exigió a España que sacrificase uno de sus mejores astilleros para entrar en lo que entonces se denominaba Comunidad Económica Europea (CEE). El fin del veto se agitó políticamente en muchas campañas electorales bajo distintas siglas, pero ninguna formación logró levantar una prohibición que termina el 31 de diciembre.

 Hoy es Navantia Fene. Distinto nombre para el mismo astillero, clavado bajo la grúa pórtico que le sirve de emblema a la ría de Ferrol. Hace cuatro meses que sus 342 operarios no fabrican nada. Lo último que produjeron fueron 13 bloques para tres fragatas australianas (AWD) que diseñaron en Galicia pero que se fabrican en las antípodas. Lo mismo ocurrirá con el megabuque para Turquía: trabajo de ingeniería pero no en producción.

En la puerta del astillero de Ferrol hay un letrero que informa de las personas que han perdido en los últimos tres años, al mismo ritmo que se achicaba la cartera de cartera de pedidos sin nuevos contratos desde 2007. Son tantos que dejaron de actualizarlo, dice José Blanco, secretario del Comité. Marca 2.315, pero, con el último recuento, los despidos en auxiliares pasaban de 3.600 y en la plantilla directa de Navantia hay 2.000 operarios en subactividad, ocupados en tareas menores. “La reconversión, ¿qué reconversión? No nos reconvertimos en nada. Había unos astilleros muy potentes que ahora están diezmados y aún no sabemos adónde fueron a parar todas las ayudas a la reindustrialización”, reflexiona Óscar A, ingeniero técnico en Fene y vecino de la localidad. “Dónde dice reconversión deberían decir defunción”, apunta Blanco.

El 15 de abril, el BOE publicó una nueva convocatoria de ayudas del Plan Ferrol: 45 millones en incentivos y créditos blandos para las empresas que se asienten en la zona. La primera fue en 2006, pero el chorreo de millones no frenó una tasa de paro que sigue desbocada (33%) y que sitúa a Ferrolterra al nivel de las regiones con más desempleo de Europa junto a Andalucía, Extremadura, Ceuta o Melilla, de acuerdo con los datos que publicó hace unos días Eurostar, la oficina europea de estadística.
Mucho mejor le va al gran taller de la ría —la división de Carenas— pendiente de transformar el buque Monforte de Lemos mientras reclama un dique flotante para el que se consignaron cinco millones de euros de fondos autonómicos y que sigue pendiente del dictamen de la UE. La Xunta admite que la situación de Navantia “es compleja pero no nueva” y destaca las 140 acciones comerciales del grupo naval en 2013 “casi tres veces más que en 2012”, manifiesta el director del Igape como ejemplo de que se buscan activamente nuevos mercados.

Especializados en buques de guerra, los astilleros públicos gallegos están obligados a mirar al extranjero en busca de contratos potentes que la Marina española no se puede permitir. Navantia opta a cuatro corbetas en Qatar, adonde viajó el Rey a primeros de mes. En el alero también está la posibilidad de un gasero para Gas Natural —que prefirió encargar otros cuatro en Asia—, un concurso de Iberdrola que le abriría las puertas al eólico marino y la opción de un buque para la Armada, avanzado por el ministro Montoro en febrero.