Navantia se asoma a un 2014 en blanco

El LHD “Adelaide”, que se somete ya a los trabajos de inspección finales antes de su navegación hasta Australia Daniel Alexandre
El LHD “Adelaide”, que se somete ya a los trabajos de inspección finales antes de su navegación hasta Australia Daniel Alexandre 
 
 
El grupo Navantia se asoma al año 2014 con la cartera de pedidos vacía. La división de nuevas construcciones en la ría de Ferrol se quedará en blanco dentro de menos de un mes, cuando se marche a Australia el LHD “Adelaide”, y la única ocupación en los dos astilleros, con 2.300 trabajadores de plantilla principal y a estas alturas menos de un millar de auxiliares, corresponderá ya al área de reparaciones.

Aunque a día de hoy Navantia no ha tirado la toalla en cuanto al contrato de cuatro metaneros para Gas Natural, el hecho de que las navieras que han de contratarlos hayan asegurado que tienen contratos firmados con astilleros asiáticos permite atisbar un nuevo fracaso estrepitoso de la compañía. Se derrumba el contrato que había de salvar el momento más crítico del grupo y vuelve a alejarse el flotel de Pemex, cuya licitación ha sufrido ya cuatro retrasos.
Son los clavos a los que quiso sujetarse Navantia al encontrarse cerca del abismo, pero antes ha visto escapar otros. En 2011, cuanto los trabajadores habían comenzado a movilizarse para llamar la atención sobre la necesidad de carga de trabajo, la compañía española perdió un concurso para la construcción de un buque LHD en Rusia. Se lo llevó la francesa DCNS por la gestión directa del entonces presidente Sarkozy.

En aquellas fechas se presentaba a Noruega una oferta para la construcción de un buque logístico. El concurso quedó desierto la primera vez y volvió a convocarse, por lo que los plazos se dilataron y la resolución se produjo a comienzos de 2013. El contrato, por valor de 175 millones de euros, fue a parar a los astilleros coreanos de Daewoo y Navantia lo perdió por un diferencial de 30 millones respecto al presupuesto exigido. Aquel fracaso fue especialmente criticado por parte de los comités de empresa, que alertaron de que el coste sería mayor en pérdida de empleos. Efectivamente, en el último año se han destruido más de 2.500 puestos en la industria auxiliar, con el consiguiente coste en prestaciones de desempleo y el evidente efecto en la economía de la comarca, mientras que de otra manera el buque estaría ahora en construcción y el programa continuaría hasta 2016. Cabe recordar que se estima que cada empleo en la industria naval tiene un efecto multiplicador que supone el sostenimiento de otros 2,5 puestos de trabajo.

El mercado de los países árabes se apuntó a continuación como una opción “madura”. Sin embargo, Navantia acaba de ver cómo la compañía francesa DCNS ha firmado un contrato con Arabia Saudí de más de mil millones de euros para la modernización de cuatro fragatas y dos buques petroleros.
En la lista de los posibles y próximos sólo están a estas alturas el contrato en Turquía, aunque sólo es para el diseño de un LHD, no para su construcción, y los buques logísticos de Australia, y en este caso no está ni convocado el concurso. La nueva estrategia de Navantia de competir en precio, algo que le habría valido en Noruega, llega ahora tarde para los gaseros.
Las únicas alegrías para Navantia han llegado, bajo la actual presidencia, por parte del área de reparaciones, con el encargo para la modernización de dos buques militares argelinos y el de transformación de un barco de la naviera Fernández Tapias. Pese a ello, la SEPI no ha apostado por el dique flotante, un proyecto que vendría a apuntalar la única división que invariablemente da beneficios a Navantia, y la iniciativa se mantiene ahora a la espera de una tardía y escasamente decidida consulta a Bruselas.

Para Ignacio Naveiras, portavoz del comité de Navantia Ferrol, la acción comercial de Navantia “es un esperpento”. “Nos gustaría saber qué hacen los representantes de los ministerios de Hacienda y de Industria en el consejo de administración, porque es evidente que no son capaces de apuntalar ninguna oferta ni en el sector civil ni en el militar”, criticó. “Sólo nos sentimos apoyados por la Armada”, señaló en referencia al seno del citado consejo. “Aquí cualquier acción comercial ha de tener el marchamo de empresa pública y desde luego no palpamos la acción del Gobierno”, indicó, para dirigir a continuación sus críticas al presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo, que prometió “dique o barco” para antes del verano de 2012.
“No sé qué plan estratégico quieren pintar para los próximos cinco años si no saben ni qué vamos a hacer en los próximos seis meses”, comentó Naveiras.

http://www.diariodeferrol.com/articulo/ferrol/navantia-asoma-2014-blanco/20131117004456065530.html