Teoría.

Ahora es triste, pero no siempre fue así, el abrazó ideas, amó, tuvo un Dios sobre sus hombros, lloró...ahora es triste.
No creo que todo haya sido una decepción amorosa, esa decepción la sufrió no hace mucho, cuando ya era gris. Debe haber algo más, o algo menos.
No tuvo verdaderas penas y las únicas mentiras que conoció fueron las que él mismo, por diversión, se inventó. No hubieron muertes ni vivas traiciones. La tristeza simplemente llegó, quizás por aburrimiento lo eligió. Se montó sobre su ojos y tapó su mirada, se apoyó sobre sus labios y su sonrisa calló. Su esperanza rompió, sólo por ocio, o por real oficio; su alegría amordazó.
Aunque, en efecto, la tristeza fue sólo un efecto (Querida abundancia que sólo entre estas lineas abundas). La causa, hasta hoy desconocida, fue otra.
Quizás fue la verdad que lo entristeció, su ego volcó, (con gran esfuerzo e ímpetu por lo demás, debido a su gran tamaño). La verdad le dijo "eres uno más" y su camino cambió. Siempre se sintió tan diferente, emocionalmente cautivador e intelectualmente agraciado, pero nunca descubrió que era uno más. En esos momentos en los cuales se enjuagaba la boca con la palabra pueblo, desde una tarima inventada con altavoces pobres...el pueblo, nunca pensó, que estaba dentro de él.
Salió al mundo real luego, con sus problemas cotidianos, con el tráfico, la gente, el pueblo, el metro, el pueblo, la plata, el pueblo, la rabia, el estrés, la cesantía, las ganas, el no poder, el pueblo, la falta, la pega, las mañanas, el pueblo, el calor, el frío, el lunes, el alcohol, el pueblo...el maldito pueblo.

Él, el que les daría conciencia; él, el que se escribía en mayúsculas; él, y él. En el pueblo.

Mi nueva teoría, que no demoraré bastante en reemplazar, es que fué el ego el culpable, junto a la verdad. El punto de inflexión, la verdad In your fucking face bitch!.

Tú eres uno más, él es uno más ¿y qué hará?. No puede hacer nada, ese tornillo en la maquina, fácilmente se puede cambiar.
Eso es lo que le duele, (tal vez) lo normal, que su vida no sea distinta, que en el día a día no suceda nada. ¿Dónde dejó la emoción? ¿La olvidó en alguna cama vacía? ¿O la derramó en algún condón?
La verdad no lo sé bien, a él  no  lo conozco más que tú. Ayúdame a responder.
¿Qué mierda debo responder?

El poeta.

La labor del poeta al parecer es estar triste, vivir feliz cada día, pero a la hora de escribir volverse miserable.
Por más que lo intente, ésto sólo derrama sangre, a pesar de que sonría algo más que bastante.
Si la vida no te da penas, ¿por qué te encarcelas?
Por ocio o costumbre, por pasados remotos, que tu propio te inventas.
Que cosa más penosa es creerse poeta, no tener más talento que juntar unas letras.

Hoteles flotantes en Galicia, más caros que los buques construidos en Mazatlán


Como ven en México la noticia de los floteles.
 
Periódico La Jornada
Los dos hoteles flotantes que Petróleos Mexicanos (Pemex) mandó construir a dos empresas españoles, radicadas en Galicia, tendrán cada uno un costo de 190 millones de dólares, muy caros si se comparan con los 40 millones de dólares pagados por el buque petrolero más grande construido en los astilleros de Mazatlán.
Ese buque, con una eslora de 200 metros y manga de 40 costó 150 millones de dólares menos que cada uno de los dos hoteles flotantes en los astilleros de Galicia. En ambos Pemex invirtió 380 millones de dólares.

Los datos fueron dados a conocer ayer por el periodista Jacobo Zabludovsky, en su noticiero radial, en cuya emisión comentó la nota principal de La Jornada sobre ese mismo tema y preguntó si Pemex “se va a dedicar como agente a la venta de cruceros por el Mediterráneo o por el Caribe. ¿Va a ser su ocupación colateral?
Comentó que Pemex realizará una inversión total de mil millones de euros en Galicia y se trata del negocio turbio más grande en los negocios turbios de México, que se ha mantenido en total opacidad, ya que ni el gobierno federal ni Pemex informaron de la contratación de dos astilleros de Galicia para la construcción de dos hoteles flotantes y de posiblemente 14 remolcadores”.

Un hotel flotante para devolver el civil a la ría en el siglo XXI

El buque de Pemex será el más pequeño de los 15 últimos en Ferrolterra

Desde el arranque del nuevo siglo hasta hoy, los astilleros de la ría ferrolana han fabricado quince barcos, trece de ellos militares y dos plataformas off-shore. El encargo firmado esta semana por la petrolera mexicana Pemex con Navantia para la fabricación de un barco hotel para el descanso de las dotaciones de las plataformas en alta mar va a suponer el regreso del sector civil a los astilleros ferrolanos, que llevan décadas fuera de este segmento.
La antigua Bazán construyó su último mercante hace un cuarto de siglo, mientras que la vieja Astano lleva desde mediados de los ochenta fuera del sector civil por decisiones políticas que han ido prorrogando los distintos Gobiernos con la UE.

El buque hotel, que comenzará a fabricarse a principios delpróximo año, reportará 1,5 millones de horas de trabajo a Navantia y, con sus 131 metros de eslora, será el más pequeño de todos los fabricados en las instalaciones de Ferrol y Fene desde el 2000. También será el que menor ocupación genere, a excepción de la plataforma que fabricó la planta de Fene para la compañía Statoil. Se trataba, no obstante, de una estructura para una planta de gas flotante, que se completó en Dragados Puerto Real (Cádiz) con la colocación de los módulos de procesado. Precisamente su impacto sobre el empleo ha despertado un cruce de cifras tras la firma del encargo. La Xunta aseguró que generará ocupación para 1.500 personas, mientras que el comité la rebaja hasta las 353.
En cuanto a las dimensiones, será la menos larga -un metro menos de eslora que las fragatas noruegas-, aunque su manga (ancho) será de 27 metros, frente a los 16,80 de los cinco navíos nórdicos.
El nuevo encargo -que podrá hacerse con cargo al 20% de cuota civil de Navantia- adentrará a las plantas de la ría en unos procesos inéditos para aquellos que protagonizaron las últimas incorporaciones de empleo a la antigua Bazán.

Navantia, un cuarto de siglo sin ser civil


El astillero ferrolano recupera la fabricación de buques civiles tras el acuerdo con la petrolera Pemex para construir un buque hotelero. El último lo entregó en mayo de 1987

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La grúa principal del astillero de Navantia. / lavandeira jr.
La grúa principal del astillero de Navantia. / lavandeira jr. 
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El 'Castillo de la Luz', un granelero que tiene detrás una curiosa historia, fue el último barco civil que salió de los astilleros de Bazán. Veinticinco años después, los de Navantia en Ferrol volverán a construir una embarcación de estas características. Los trabajadores destacan que pese a que llevan un cuarto de siglo sin fabricar un buque de este tipo no tendrán problemas para que sea botado 30 meses después de que se corte la primera chapa. Cuentan con la experiencia de haber construido buques militares desde hace décadas

MANOLO RODRÍGUEZ| A CORUÑA Un cuarto de siglo lleva el astillero de Navantia en Ferrol (antigua Bazán) sin alojar en sus gradas un buque civil. El último fue el Castillo de la Luz que fue entregado en julio de 1987. Su construcción, además, supuso una operación de ingeniería y cirugía naval que aún se recuerda. Veinticinco años después de aquel hito, Navantia volverá a fabricar una embarcación civil. El retorno a este mercado llega tras el acuerdo que acaba de alcanzar con la petrolera mexicana Pemex para la construcción de un buque hotel valorado en casi 150 millones. El astillero vigués de Barreras fabricará un barco gemelo.
Según anunció el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, el contrato también supondrá una carga de trabajo y de empleo para unas 3.000 personas, aunque los sindicatos rebajan esta cifra hasta algo menos de 800. La vuelta de Navantia al mundo de la construcción civil se produce tras un cuarto de siglo de ausencia en este sector. Se da la paradoja de que buena parte de la plantilla del astillero ferrolano nunca ha construido un barco de estas características ni sus instalaciones lo han acogido en los últimos 25 años.
Tras la llegada de este encargo, el primero en los últimos cinco años después del contrato firmado con la armada de Australia, ¿están preparados tanto los trabajadores como el astillero para la fabricación de un barco de estas características después de haberse dedicado los últimos años a la construcción de buques militares? La respuesta es afirmativa.

"La diferencia entre un barco civil y uno militar es que este último necesita más ingeniería, más electrónica y es tecnológicamente más complicado de construir que cualquier barco civil", apunta Lito Blanco, secretario del Comité de Empresa de Navantia Ferrol. "Fabricar un buque civil es más fácil. No vamos a tener ningún problema. Estamos sobradamente preparados", zanja el trabajador del astillero público.

Similar lectura realiza Ignacio Naveiras, portavoz del Comité de Empresa de Navantia Ferrol. "Un buque militar exige más maniobrabilidad, más velocidad, el sistema de combate... La complejidad de un barco civil es menor", explica. Ambos trabajadores del naval también descartan problemas de espacio. "El buque hotelero que vamos a construir no es nada comparable en longitud a otros que ya hemos fabricado", destaca Lito Blanco, quien insiste en que el astillero tiene la capacidad suficiente para construirlo. "A pesar de la bajada de carga de trabajo de los últimos años, no se ha reducido la estructura del astillero", reconoce. Tampoco Navantia va a tener muchos problemas para adaptarse a la construcción de un barco civil. "Quizá actualizar los sistemas de certificación y calificación, pero los cambios van a ser mínimos", recalca Naveiras. Las modificaciones que se adopten van a ser en apartados muy específicos. "Seguro que hay que hacer algunas adaptaciones menores, pero no van a suponer ni un encarecimiento del precio final ni un aumento del plazo de entrega. En 30 meses que nos han dado para construirlo es despreciable el tiempo que se puede perder con estos cambios", ratifica el portavoz del Comité de Empresa de Navantia Ferrol.

¿Y el conocimiento para construir barcos civiles? "El conocimiento no se compra -reconoce Naveiras-, pero ahí contamos con el conocimiento de los compañeros de Astano que están suficientemente preparados, por eso cualquier problema va a quedar minimizado".
El nuevo buque hotelero -que aún no tiene nombre- tomará el testigo del Castillo de la Luz, el último barco de características civiles que fue botado en los astilleros de la antigua Bazán, ahora Navantia, en 1987. Posee una curiosa historia ya que su fabricación supuso un hito en la construcción naval de la época. Se conoció como la operación Elcano.

El Castillo de la Luz era un granelero carbonero de 274 metros de eslora, 46 de manga y 24 de puntal. Era gemelo del Castillo de Lopera que fue entregado dos años antes y que también fue construido en el astillero ferrolano para la Empresa Naviera Elcano.
En una operación de ingeniería naval realizada hace 25 años y en la que se aprovechó hasta el último metro del dique, los trabajadores de Bazán cortaron las secciones de popa de dos petroleros y las unieron a las secciones de carga de los dos graneleros.

En 1993, con la experiencia de la operación de cirugía naval realizada en el astillero ferrolano, se volvió a repetir una intervención similar. En este caso, en unos astilleros de Corea del Sur y Malasia. La Empresa Naviera Elcano optó por desguazar otros dos petroleros y sus popas, al igual que había ocurrido seis años antes, fueron cortadas y unidas a las secciones de carga del Castillo de la Luz y Castillo de Lopera. Las popas de propulsión de estos graneleros fueron retiradas lo que dio origen a dos nuevas embarcaciones que finalmente fueron desguazadas en 2009.