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Nerviosa hasta los huesos. No daba mas de impaciencia.
La llamaron, paso, se sentó en ese aula. En donde todo había empezado, en la 84. ¿Como olvidarla? Si cada vez que pasaba por la puerta le traía miles de recuerdos.
¿Seria la ultima vez que atravesara el largo pasillo color pastel? Sacudió su cabeza, intentando que se dispersaran todos esos pensamientos. Necesitaba concentrarse ahora, mas que nunca.
Entrecruzo los dedos, como esperando recibir alguna ayuda divina. "Hice todo lo posible" pensó.
El profesor comienzo a hacerle preguntas, que con gracilidad la muchacha iba contestando. Vio detrás de los lentes del anciano profesor como sus ojos brillaban de felicidad y orgullo. Entonces lo supo. Tantos años de esfuerzo y esmero, para pasar a ser su colega. Una ingeniera mas.

De frente a una hoja en blanco. Tomo su lapicera, y comenzo a garabatear cosas sin sentido. Apoyada sobre la palma de su mano, el olor de la tinta la trajo a la realidad. Cuantas cosas que tenia en su cabeza! Y sin embargo no podia volcar ninguna.
Habia fracasado al intentar ahogar sus pensamientos, pero tambien al transcribirlos. Seguian rondando insistentemente en su cabeza. Sin darle paz. Inmutables. Inalterables. Persuasivos.

Quizás el día en que comprendas lo importante que sos para mi, sepas por qué me esfuerzo tanto para que sea perfecto.

Voy a tener que desgarrarme el corazón. Y dejártelo al lado de las tostadas del desayuno, si es necesario.

Mi vida estuvo plagada de mala suerte desde que tengo conciencia. De todas maneras, ya no hay rencores para con ella. La buena suerte supo pagar todas sus deudas al dejarme conocerte.


Tratando de resumir lo irresumible, solo puedo decirte un "te amo".

Me invaden pensamientos sin forma. O quizá mi inconsciente no quiera dársela. Atormentándome. Entristeciendome. Resquicios de sueños e ilusiones que se rompieron, clavándome cada una de sus afiladas puntas en mi corazón. Amargas puñaladas.