Intervención en Santiago de Chile: Corte Transversal
Corte Transversal surgió a mediados del año 2003, dentro del 7mo Festival Internacional de Video Arte Electrónica en Lima, Perú, como la consecuencia de una movida anarco romántica llamada Asalto a la Ciudad, colectivo artístico integrado por Carlos Letts, Diego Velásquez, Fermín Tanguis, Roger Atasi, Carlo León, José Cadenillas, Martín Ugáz y Jorge Chamorro, desde el año 1999 hasta los inicios de 2003. CT se consolidó a raíz del apoyo y promoción de Alta Tecnología Andina, Fundación Daniel Langlois y el Centro Cultural de España en Lima. CT quiso salir de los circuitos formales, por donde ya había rotado durante años cuando existía Asalto a la Ciudad, y exponer, no imponer, propuestas concretas, elaboradas sobre la base de ejes temáticos: crítica a los medios masivos de información, el “secuestro” a la televisión, el desamor. Durante ese episodio se editó la revista del mismo nombre, sin costo alguno para el lector. Luego se colgó una página web y llovieron una serie de críticas. Todo esto gracias a un público que se volvió más que espectador, cómplice.
Corte Transversal surgió a mediados del año 2003, dentro del 7mo Festival Internacional de Video Arte Electrónica en Lima, Perú, como la consecuencia de una movida anarco romántica llamada Asalto a la Ciudad, colectivo artístico integrado por Carlos Letts, Diego Velásquez, Fermín Tanguis, Roger Atasi, Carlo León, José Cadenillas, Martín Ugáz y Jorge Chamorro, desde el año 1999 hasta los inicios de 2003. CT se consolidó a raíz del apoyo y promoción de Alta Tecnología Andina, Fundación Daniel Langlois y el Centro Cultural de España en Lima. CT quiso salir de los circuitos formales, por donde ya había rotado durante años cuando existía Asalto a la Ciudad, y exponer, no imponer, propuestas concretas, elaboradas sobre la base de ejes temáticos: crítica a los medios masivos de información, el “secuestro” a la televisión, el desamor. Durante ese episodio se editó la revista del mismo nombre, sin costo alguno para el lector. Luego se colgó una página web y llovieron una serie de críticas. Todo esto gracias a un público que se volvió más que espectador, cómplice.
