Es tan difícil ver los problemas de frente y más aún superarlos,... necesitamos fuerza de voluntad, valor y entendimiento. Es necesario saber que la vida es de subidas y bajadas, de noches y días, de frio y calor. Entonces no nos preocupemos, vamos y naveguemos hacia adelante. Este pequeño corto animado nos dará una gran lección. Quizas somos como OVEJAS PELADAS, pero que bueno que hayan CONEJÍLOPES aquí...
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El sacrificio de la madres y abuelas - Para meditar
Cuando tenemos a nuestros seres cerca de nosotros y nos brindan la seguridad de una casa o alimentos o estudios o diversiones muchas veces no se valora en su debida dimensión; siempre se dice que "es su obligación" pero cuando alguien que no es tu madre, y que te recibe por "encargo" las condiciones son muy diferentes. Te dejaré este video de una Abuela Abnegada, casi un angel, que se hace cargo de un niño "especial", otro angel. Que te quede la imagen de un ser que hace hasta lo imposible por sacar adelante a quien considera su hijo. Que no se te olvide que hay mucho esfuerzo detrás de ti, para educarte, para que te alejes de las preocupaciones de los adultos. Valóralo!
Carta de un padre
Era una mañana como cualquier otra. Yo, como siempre, me hallaba de mal humor. Te regañe porque te estabas tardando demasiado en desayunar, te grite porque no parabas de jugar con los cubiertos y te reprendí porque masticabas con la boca abierta. Comenzaste a refunfuñar y entonces derramaste la leche sobre tu ropa. Furioso te levante por el cabello y te empuje violentamente para que fueras a cambiarte de inmediato. Camino a la escuela no hablaste. Sentado en el asiento del auto llevabas la mirada perdida. Te despediste de mí tímidamente y yo solo te advertí que no te portaras mal.
Por la tarde, cuando regresé a casa después de un día de mucho trabajo, te encontré jugando en el jardín. Llevabas puestos tus pantalones nuevos y estabas sucio y mojado. Frente a tus amiguitos te dije que debías cuidar la ropa y los zapatos, que parecía no interesarte mucho el sacrificio de tus padres para vestirte. Te hice entrar a la casa para que te cambiaras de ropa y mientras marchabas delante de mí te indiqué que caminaras erguido.
Más tarde continuaste haciendo ruido y corriendo por toda la casa. A la hora de cenar arrojé la servilleta sobre la mesa y me puse de pie furioso porque no parabas de jugar. Con un golpe sobre la mesa grité que no soportaba más ese escándalo y subí a mi cuarto. Al poco rato mi ira comenzó a apagarse. Me di cuenta de que había exagerado mi postura y tuve el deseo de bajar para darte una caricia, pero no pude.
¿Cómo podía un padre, después de hacer tal escena de indignación, mostrarse sumiso y arrepentido? Luego escuché unos golpecitos en la puerta. "Adelante" dije adivinando que eras tú. Abriste muy despacio y te detuviste indeciso en el umbral de la habitación. Te miré con seriedad y pregunté: Te vas a dormir?, ¿vienes a despedirte? No contestaste. Caminaste lentamente con tus pequeños pasitos y sin que me lo esperara, aceleraste tu andar para echarte en mis brazos cariñosamente. Te abracé y con un nudo en la garganta percibí la ligereza de tu delgado cuerpecito. Tus manitas rodearon fuertemente mi cuello y me diste un beso suavemente en la mejilla. Sentí que mi alma se quebrantaba. "Hasta mañana papito" me dijiste.
Qué es lo que estaba haciendo? Por qué me desesperaba tan fácilmente? Me había acostumbrado a tratarte como a una persona adulta, a exigirte como si fueras igual a mí y ciertamente no eras igual. Tú tenías unas cualidades de las que yo carecía: eras legítimo, puro, bueno y sobretodo, sabías demostrar amor. Por qué me costaba tanto trabajo?, Por qué tenía el hábito de estar siempre enojado? Qué es lo que me estaba aburriendo? Yo también fui niño. Cuándo fue que comencé a contaminarme?
Después de un rato entré a tu habitación y encendí una lámpara con cuidado. Dormías profundamente. Tu hermoso rostro estaba ruborizado, tu boca entreabierta, tu frente húmeda, tu aspecto indefenso como el de un bebe. Me incliné para rozar con mis labios tu mejilla, respiré tu aroma limpio y dulce. No pude contener el sollozo y cerré los ojos. Una de mis lágrimas cayó en tu piel. No te inmutaste. Me puse de rodillas y te pedí perdón en silencio. Te cubrí cuidadosamente con las cobijas y salí de la habitación.
Si Dios me escucha y te permite vivir muchos años, algún día sabrás que los padres no somos perfectos, pero sobre todo, ojalá te des cuenta de que, pese a todos mis errores, te amo más que a mi vida.
Por la tarde, cuando regresé a casa después de un día de mucho trabajo, te encontré jugando en el jardín. Llevabas puestos tus pantalones nuevos y estabas sucio y mojado. Frente a tus amiguitos te dije que debías cuidar la ropa y los zapatos, que parecía no interesarte mucho el sacrificio de tus padres para vestirte. Te hice entrar a la casa para que te cambiaras de ropa y mientras marchabas delante de mí te indiqué que caminaras erguido.
Más tarde continuaste haciendo ruido y corriendo por toda la casa. A la hora de cenar arrojé la servilleta sobre la mesa y me puse de pie furioso porque no parabas de jugar. Con un golpe sobre la mesa grité que no soportaba más ese escándalo y subí a mi cuarto. Al poco rato mi ira comenzó a apagarse. Me di cuenta de que había exagerado mi postura y tuve el deseo de bajar para darte una caricia, pero no pude.
¿Cómo podía un padre, después de hacer tal escena de indignación, mostrarse sumiso y arrepentido? Luego escuché unos golpecitos en la puerta. "Adelante" dije adivinando que eras tú. Abriste muy despacio y te detuviste indeciso en el umbral de la habitación. Te miré con seriedad y pregunté: Te vas a dormir?, ¿vienes a despedirte? No contestaste. Caminaste lentamente con tus pequeños pasitos y sin que me lo esperara, aceleraste tu andar para echarte en mis brazos cariñosamente. Te abracé y con un nudo en la garganta percibí la ligereza de tu delgado cuerpecito. Tus manitas rodearon fuertemente mi cuello y me diste un beso suavemente en la mejilla. Sentí que mi alma se quebrantaba. "Hasta mañana papito" me dijiste.
Qué es lo que estaba haciendo? Por qué me desesperaba tan fácilmente? Me había acostumbrado a tratarte como a una persona adulta, a exigirte como si fueras igual a mí y ciertamente no eras igual. Tú tenías unas cualidades de las que yo carecía: eras legítimo, puro, bueno y sobretodo, sabías demostrar amor. Por qué me costaba tanto trabajo?, Por qué tenía el hábito de estar siempre enojado? Qué es lo que me estaba aburriendo? Yo también fui niño. Cuándo fue que comencé a contaminarme?
Después de un rato entré a tu habitación y encendí una lámpara con cuidado. Dormías profundamente. Tu hermoso rostro estaba ruborizado, tu boca entreabierta, tu frente húmeda, tu aspecto indefenso como el de un bebe. Me incliné para rozar con mis labios tu mejilla, respiré tu aroma limpio y dulce. No pude contener el sollozo y cerré los ojos. Una de mis lágrimas cayó en tu piel. No te inmutaste. Me puse de rodillas y te pedí perdón en silencio. Te cubrí cuidadosamente con las cobijas y salí de la habitación.
Si Dios me escucha y te permite vivir muchos años, algún día sabrás que los padres no somos perfectos, pero sobre todo, ojalá te des cuenta de que, pese a todos mis errores, te amo más que a mi vida.
Tomado de http://buscandolafelicidad-karolina.blogspot.com
El ingenio de la Hormiguita
Recuerda que todo es posible. El ingenio esta dentro de ti,... Todo es posible, Todo se puede.
Nunca dejes de volar
La vida pone muchas barreras, estas supuestas barreras son solo pruebas que te ayudarán a probar tus capacidades y tus habilidades. En realidad no hay barreras, solo son pruebas... la fuerza para superarlas esta en ti.
Superando barreras insuperables
Solo aquel que vive una situación como esta, podrá afirmar que ha superado una barrera insuperable. Recuerda que todo esta en tu mente y serás lo que quieras ser, y llegar a donde quieras llegar y superar lo que quieras superar.
Sin miembros, sin límites
La vida no tiene límites, solo aquellos que tú te los impongas, incluso solo estan en tu mente y no existen en la realidad.
Parte 1
Parte 2
Parte 3
Parte 1
Parte 2
Parte 3