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Homilía Padre Ximo; Domingo XXVII de Tiempo Ordinario Ciclo C, 6 de Octubre San Lucas 17, 5-10 Qué fe pedimos al Señor

Domingo XXVII de Tiempo Ordinario
Ciclo C, 6 de Octubre
San Lucas 17, 5-10
Qué fe pedimos al Señor
1.- El aumento de la fe
2.- El granito de mostaza.
3.- El estilo de Jesús
4.- Lo que recibisteis gratis darlo gratis (Mt. 10, 8)

1.- El aumento de la fe. Se nos ha confundido en muchas meditaciones, homilías y sermones en el aumento de la fe.
Cuando el Papa Benedicto XVI, convoca el año de la fe y como medio la Nueva Evangelización, como algo vivido por él y urgido por su admirado y querido Pablo VI en la “Evagelii Nuntiandi”, piensa en la explicitación, en la explicación teológica del tratado “De Fide”, pero sobre todo, de la experiencia de esa fe.
La catequesis de las diócesis de Castilla-León, en la Exposición Edades del Hombre en Arévalo (Avila), ha sido el desarrollo del Credo, a través del arte. Como exposición, aunque pobre, se ha limitado a lo que muchas catequesis han hecho.


No es, pues, la comprensión de la doctrina que explica las verdades de fe que hemos de creer, para definirnos católicos, en nuestra intensidad de vida en común con Cristo, para definirnos cristianos. Es nuestra vivencia en comunión con Cristo. El aumento de fe, es el aumento de experiencia vital con lo que san Pablo nos dice “Ya no soy yo quien vive, es Cristo quien vive en mi…”. El aumentar la fe es conocimiento místico del mismo Jesús, por medio de la oración y acción, como consecuencia de nuestra unión con Él.

2.- El granito de mostaza. La fe en Jesús, consiste, también en la fe en nosotros mismos, en sabernos con su fuerza, la suficiente para hacer lo que Él no enseña. La fe nos conduce a la acción. La fe descrita no es la fe de la vida.
Al Señor le piden: “Auméntanos la fe”, el Señor responde con una acción capaz de plantar una higuera en el mar. Tener la fuerza de hacer lo que parece imposible sin la fe, confianza y entrega sin límites, por pequeña que parezca. Porque poniendo en Él nuestra esperanza todo lo podemos.

3.- El estilo de Jesús. El Señor nos describe, tomando el estilo de vida, de la relación amo y criado de tu tiempo, cual es el estilo de vida de sus discípulos.
¿A quienes conocen que él amo le diga al criado que se siente a la mesa, cuando vuelve del campo? Le dirá, y será lo normal, que prepare la mesa al Señor, qué ya cenare él después.
En la comunidad cristiana, será al revés, el cansancio del que sirve encontrará descanso en quien nos dice “Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados que Yo os aliviare” (Mt. 11, 28). Sólo la fe en Él nos dará la fuerza para salir al encuentro del que necesita de nuestro alivio.
La justicia de este mundo, lo lógico, es que el siervo sirva a su señor, pero el orden nuevo supone que el Señor lave los pies a los cansados del camino. Eso es salir, a las múltiples periferias a las que nos llama el Papa Francisco.
El vencer la injusticia de este mundo, es, el arrancar de nuestro corazón la higuera egoísta y plantarla en el mar de Misericordia del Corazón de Jesús: Es tomar el estilo de Jesús “…tener  los mismo sentimientos de Cristo” (Fil. 2, 5) Aunque nosotros seamos pequeños como el granito de mostaza, su fuerza y gracia nos hace capaces de hacer lo que Él no enseña.

4.- Lo que recibisteis gratis darlo gratis (Mt. 10, 8). Esta cita de san Mateo nos puede ayudar a entender la conclusión del Evangelio de hoy.
Cuando hayamos hecho todo lo mandado, digamos “Somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que hacer”.
En Dios, Belleza, Verdad, Justicia, Bondad y más atributos son lo mismo en grado sumo. Lo mandado no será nunca algo contrario a lo que se oponga a su propia esencia. Aunque nuestro egoísmo o ignorancia nos parezca algo contrario a lo que esperamos de Él.
El Señor nos llama pobres siervos contando con nuestra pobreza, con nuestra débil voluntad, con nuestro egoísmo, con todo aquello que hace que la pequeñez de nuestra fe, nuestra esperanza, nuestro desamor, no consiga arrancar la higuera de nuestro egoísmo, para plantarnos en su infinita Sabiduría.
Esa Sabiduría, que como don gratuito, hace que nos donemos gratis a los demás. Descubramos a quienes hemos de servir, y sentar a la mesa, y servirles como si fuera el Buen Jesús.
Hacer con gozo lo que Él nos enseña cuando, Él nos sienta a su mesa y nos sirve.

Madre de Misericordia y de todo Consuelo, Fuente de la Gracia Divina, se nuestros ojos para descubrir como Tú, la voluntad Divina y que la pequeñez de tu Esclavitud, sea quien nos enseñe a cumplir Su voluntad liberadora, para darle gracia. Amén
Padre Ximo Núñez Monrat.