Astano, un himno al desempleo


Los cuatro inquilinos con estadía en la Moncloa desde 1983 hasta hoy en día, como así mismo las formaciones políticas del PP y PSOE, mutuamente, son los culpables del declive de la factoría Astano
Entramos al sexto año de recesión, período crítico que en la ferrolana ría de los astilleros se torna como un más difícil todavía al llover sobre mojado, pues desde el inicio de la reconversión del sector naval, el que fuera principal motor industrial de la comarca cumple treinta años sometido a una disminución permanente de la actividad económica que históricamente fue sostén de progreso y desarrollo. Ahora, mientras 20.465 parados aguardan inútilmente una respuesta a sus demandas de empleo, el emblemático pórtico de Astano, signo del apogeo del astillero, se ha convertido en un tótem estático, una inútil mole de dos patas como réplica dual del degradante papel del bipartidismo político, principal culpable de mantener ociosa esta planta naval en tanto el desempleo rompe el techo de lo verosímil.
Es obligado recordar que la sinrazón se desata en 1983, cuando por peaje de entrada, la UE exige a España reducir la capacidad de construcción naval, y el gobierno socialista de González, resuelve tal exigencia a costa de sacrificar Astano, y así por interesada discriminación, el mejor y mas competitivo astillero del país queda excluido del mercado civil, limitando su actividad al mercado off-shore, restricción establecida a la temporalidad límite del 31 de diciembre de 2007. Decir, que aquella decisión de castigo supuso el primer recorte de la masa laboral de la factoría, mermando su plantilla operativa de siete mil a dos mil trabajadores. Primer trancazo asestado con la connivencia de los jerifaltes locales, siendo el proceso de fijación de excedente un repugnante episodio donde el nepotismo político y sindical ya destapaba notorios síntomas de maquinación.
Llegada la etapa Aznar, el tratamiento aplicado a la factoría de Fene en lo que a marginación se refiere, no difiere de su antecesor socialista, pues fueron los populares quienes después de haber asumido compromiso con la UE vinculándose a cerrar toda línea de ayudas estatales a los astilleros públicos, incumplieron aquel acuerdo haciendo todo lo contrario, maquillando las ayudas a través de una torpe operación de fusiones y absorciones sectoriales que suponían una infracción de lo pactado. Tal transgresión propició la incoación de sendas investigaciones cuya resolución recae en el 2004 cuando la UE resuelve como ilegales las ayudar concedidas, de las cuales, paradójicamente, Astano no había percibido cuantía alguna.
Aquella negligencia, reflejo acorde del hacer político del PP, era una nueva oportunidad que abría la puerta a los intereses de otros territorios, dispuestos a proseguir con su obstinación en liquidar toda actividad fabril de la mas valiosa factoría naval del país.
De nuevo por alternancia electoral, es el recién elegido socialista Zapatero quien previo acuerdo con los sindicatos estatales, pacta con Bruselas la no devolución de las ayudas otorgadas por su predecesor popular, a cambio, de la disgregación del anterior grupo naval y su conversión en la actual Navantía, cuya actividad quedaba restringida a la construcción de buques militares. En dicho pacto explícitamente se le prohíbe a Astano toda construcción civil, no pudiendo siquiera acogerse al 20 por ciento de la cuota otorgada a Navantia, añadiendo como colofón la prórroga del veto que del año 2007 se amplía hasta el 2015.
Este corolario de tres décadas cumple el único propósito de correr el velo y destapar de una vez por todas el inútil juego que mantienen el PSOE y el PP,
Aquellas medidas trajeron consigo, además de una nueva merma de empleo, la reducción a la mínima expresión de su potencialidad como astillero, y mientras esto ocurría, los sindicalistas coautores, celebraban con júbilo el premio de unas prejubilaciones de lujo que cerraba la puerta al futuro, siendo aquel presidente quien tapiaba todo resurgimiento al incumplir su deber de impulsar el levantamiento del veto que comprometiera en sede parlamentaria.
En ese baile de sucesión política, a finales del 2011 es de nuevo el PP liderado por Rajoy quien toma el mando del ejecutivo, después de tener asumido electoralmente lo que su ascendiente socialista negara acometer; comprometiendo no solo a dejar sin efecto las limitaciones del veto, sino que ampliaba su oferta al volcar apoyo incondicional a la construcción de un dique flotante, artefacto estratégico para reforzar la oferta de contratación de la factoría.
Transcurrido un año de mandato con mayoría absoluta y el refrendo de un reelegido Feijóo, lo cierto es, que el resultado de un nuevo incumplimiento pasó de mera presunción a una rotunda evidencia, cuya finalidad al margen de las apariencias, no es otra, que acentuar la inviabilidad a toda posibilidad de recuperación y así concluir el proceso de liquidación iniciado treinta años atrás.
Este corolario de tres décadas cumple el único propósito de correr el velo y destapar de una vez por todas el inútil juego que mantienen el PSOE y el PP, y cuya estrategia consiste en utilizar la mudanza política de alternancia como variable, en función a cometidos de gobierno u oposición. Burdas maniobras de unos insolventes que sin resultado se dedican a enredar desde Madrid el futuro del astillero cuya continuidad como todo depende en exclusiva de las decisiones de Berlín... A la vista de los hechos, Astano seguirá siendo un macabro himno del desempleo..!