Tiare

Ella se acaricia su vientre en la mañana pensando en cuántas cosas dejará de hacer. La gente no la felicita sin antes resaltar la idea de que perdió algo de su futuro y un par de sueños. Que poco saben ellos al no sentir su miedo ni su esperanza.
Ella carga con el pequeño peso de una criatura aún inconclusa, que con su inmensa pequeñez ya ha cambiado toda su vida; le regala agradables nauseas matutinas e imprevistos antojos extraños.Tuvo que dejar sus adorados vicios, dejó el humo y los tragos. Ahora camina con algo más de cuidado, ama más que nunca y disfruta esas pequeñas grandes cosas que Coca-cola promociona.
El amor infinito y la alegría rebosante no alejan el temor a lo desconocido, se angustia al dormir por no saber que hacer, por que todos le preguntan a cada momento ¿qué es lo que hará? Y se equivocan de nuevo todos ellos, se equivocan en la pregunta. ¿Que es lo que será? es la cuestión. Será la idola de un próximo niño, será su luz, su comida incluso será.

Al acostarse vuelve a acariciar a quien será su razón de ser de ahora en adelante, imagina el peso que tendrá sobre sus brazos, el pesado camino que se le viene, piensa que la gente habla mucho, por que creen que mucho saben. Pero ella es la única que conoce lo que siente, y lo que hará pronto aún no le quita el sueño, sólo quiere disfrutar cada segundo que esa pequeña criatura le entrega, cada lagrima de angustia y cada sonrisa luminosa.


Yo cual fotógrafo literario sólo quiero guardar cada momento, recuerdo o impresión que tenga de esto. Admirar cada uno de sus cambios, tatuar cada una de sus sonrisas, morirnos de miedo y despertarnos luego entre carcajadas. Disfrutar nuestra travesía y al dormirnos no preguntarnos que será de nuestras vidas, sino, como hacer más bella aquella vida que se nos sumará.

Y nuevamente las matemáticas fallaron al dar como resultado un 3 al sumarnos.
Hay cosas de la vida que los números no entienden.