La certeza de mis días
mis falacias contaría.
Levantarse de caídas
es un juego todavía.
La lucidez de tu sonrisa
mi locura compraría,
y en el cielo se verían
jaurías de alegría.
La tristeza dejaría
sus harapos de mentira,
y en tus ojos brillaría
la primavera y su monarquía.
Se abriría el cielo y mostraría
nubarrones de risa caerían,
un nuevo amanecer de este juglar
a su alteza serviría.
Asumido y servicial,
vestidos de flores ofrecería,
mi futuro y mis días,
todas mis fuerzas entregaría.
Con mis manos yo haría
castillos de sal para tu venida,
sus pasillos barrería,
tu corona construiría.
Mil racimos de carcajadas
tu llegada traería
y la tristeza fugitiva
a mi casa no entraría.
Mis sonrisas y mis caricias
son todas tuyas alma mía.
Mi sentencia de empezar
a mi vida de alegrías.