Post-mortem

Si mueres espero me avises,
mandes alguna postal, una carta, un mail, algo.
Que digas a donde fuiste,
qué calor pisaron tus pies
y cuan quemado quedó tu pelo.

Espero también de alguna manera
que adjuntes una foto, boceto o pintura,
que te pintes los labios y dibujes un beso en el sobre;
si es un mail una K entre paréntesis me basta.

Si mueres espero que escribas
uno que otro post-data,
y digas que me extrañas,
que siempre me extrañaste,
hasta el día en que no pudiste más.

Cómo en los viejos tiempos,
añoro que escribas alguna fantasía que lograste
en brazos de otro.
Y que, con lujo de detalles,
expliques cada sensación.

Y si acaso yo muriera primero,
te aconsejo entres a mi verde paraíso,
para que por última vez rías por las preguntas de Neruda
y te desnudes luego, para dormir una siesta,
sin sobresaltos ni caricias esta vez.

No necesitaré mandarte cartas, ni postales, ni mail's.
Mi paraíso e infierno (desde el primer al décimo circulo)
ya están entre estos cuadernos,
que son todo tuyos,
cómo alguna vez lo fui yo,
cómo la vida que alguna vez te di.




Hemos venido al lugar donde te dije
habías de ver la gente adolorida,
las que han perdido el bien del intelecto.

Después su mano en la mía puso
con rostro sonriente me reanimó,
y me introdujo adentro a las secretas cosas.

Allí suspiros, llantos y grandes males
resonaban en el aire sin estrellas,
que me hicieron llorar no bien entré.