Naval


foto de Carlos Agulló Leal
17 votos
Prometió el presidente del Gobierno que los más débiles quedarán al margen de los recortes. Es de justicia. Si el razonamiento vale para equilibrar los daños de la crisis en los ciudadanos también valdrá para compensar a los territorios más desfavorecidos. Por eso no admitirá demoras ni pretextos el compromiso que el PP dice tener con el sector naval gallego. De forma singular con Ferrolterra.
No acertó ayer el presidente de la Xunta al decir que las movilizaciones de Navantia han empezado tarde. Sabe de sobra que las demandas de los trabajadores, de los empresarios de las compañías auxiliares y de los ciudadanos de la comarca vienen de muy atrás. Tanto, que el propio Feijoo se comprometió hace un año a presentar en tres meses un plan especial que aún no se conoce. Es cierto que el Gobierno del PSOE fue incapaz de conseguir contratos para Navantia en los últimos seis años. Lo que ahora se está haciendo se firmó en el 2007 y quizás se empezó a negociar antes del 2004. Tampoco es mentira que el hachazo de la reconversión lo inició Felipe González ni que Aznar accedió a prorrogar el veto impuesto por Europa. O sea, culpas hay para todos.


Pero Ferrol ya no está para esas. Suma casi veinte mil parados. Y su principal sector de actividad está al borde del colapso. Rajoy y todo el PP tienen un compromiso que adquirieron de forma voluntaria y que pasa, entre otras acciones, por autorizar la construcción del dique flotante. Son 140 millones de euros que urgen. Uno: para evitar cientos de despidos inminentes. Dos: para dotar a la zona castigada como pocas de herramientas para generar su propio sustento. Gobernar no es prometer.